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En Tierra Firme

El refugio

El refugio
A veces, creo que mi habitación es el refugio ideal donde puedo estar en paz y tranquilo. Imagino que mi casa es una trinchera en la que me resguardo del campo de tiro que hay en el exterior. Mi objetivo no es otro que encontrar la calma y la soledad absoluta. Quiero ser invisible; que nadie sepa que existo. Me tumbo en la cama y observo detenidamente el techo. Hay una telaraña en un rincón, pero me da igual ¿Qué más dará que esté o no? Cierro los ojos y me hundo más y más en la cama. El colchón parece estar hecho de chicle. Las sábanas se tragan mi cuerpo como si fueran arenas movedizas. Me hundo a través de una puerta espacio-temporal que me conduce hacia otros mundos en otros tiempos. Quiero viajar hasta la Grecia clásica, quiero hablar con Platón, quiero pasear por las ágoras junto a Sócrates y escandalizar a unos cuantos mediocres. Me encantaría haber vivido en ese tiempo, por aquel entonces la gente no tenía nada mejor que hacer que pasear y filosofar. Hoy en día no se puede encontrar una plaza así, llena de idealistas en la que se puedan hacer disertaciones filosóficas sobre la vida y la muerte. Si ahora saliese de mi zulo y comenzase a preguntar a los transeúntes si ya están preparados para la muerte, lo más seguro es que me encerrasen en un manicomio. En Grecia sabían lo que era bueno: comenzaban discutiendo sobre cuántas partes tenía el alma y acababan montando una orgía.

Estoy en paz, pienso que lo he conseguido, creo que por fin he alcanzado mi meta: soledad y silencio. Pero pronto los muelles de la cama de mi vecina comienzan a molestarme. A la hija de puta siempre le da por echar un polvo a estas horas y con los ruiditos del colchón y los jadeos me jode la siesta. A la mierda Grecia y a la mierda mi paz interior. Si Sócrates hubiese nacido en estos tiempos, de buen seguro que se bebería el cianuro sin que nadie se lo ordenase. Me levanto y me voy al cuarto de baño. Me lavo la cara y me miro en el espejo.

- Ariel, ¿Quién eres Ariel? – me pregunto.

Llaman al timbre. Tengo visita. Es un amigo. Sube y le ofrezco asiento y bebida. Me habla de sus problemas, por lo visto está deprimido. No le presto mucha atención, él habla yo sigo preguntándome dónde podría encontrar algún refugio en el que pueda olvidarme del mundo y que este se olvide de mí. Pero ahora no puedo huir, hay alguien en mi casa, ¿Cómo se puede escapar cuando te están molestando en tu propia casa? No quiero decirle que se vaya, no quiero que se sienta ofendido. Le sugiero que nos vayamos a un bar y acepta. Allí estamos durante media hora y luego le digo que me quiero ir a casa, que ya estoy cansado. Él se va por otro camino y yo, por fin, soy libre; estoy solo y nadie me molesta.

Decido coger el coche. Cuando conduzco me siento aislado del mundo exterior: puedo cantar y desafinar, puedo gritar, puedo insultar a la gente sin que me oigan, puedo poner la música a tope sin que ningún vecino se queje, puedo hablar sólo sin que me miren preguntándose si estoy bien de la cabeza.

Aparco cerca de la escollera. Al final del camino rocoso hay un faro verde al que me gusta subir y disfrutar de las impresionantes vistas. Desde allí, rodeado del mar, veo caer el atardecer. Lo único que oigo es el rumor de las olas. Por fin respiro aire puro, por fin lejos de la humanidad, por fin solo. Recuerdo que, una vez, estando en este mismo faro verde, llamé a una chica que vivía en la ciudad y le dije que se asomase al balcón y observase al faro verde. Me dijo que había algo que obstruía la luz, y le dije que era yo. Qué bonito era comunicarse con la persona a la que amaba mediante señales de luz...

Pronto comienza a llover, de nuevo se quiebra la paz de mi refugio. Me largo de allí cabreado con las inclemencias del tiempo. Arranco el coche apresurado y acelero. Quiero volver al refugio de mi casa, que es el mejor lugar del mundo aunque haya ruidos molestos.

Transito por la ciudad. Los limpiaparabrisas se agitan. Estoy parado en un semáforo. La gente camina con sus paraguas de un lado a otro sin sentido alguno. De pronto, y sin saber por qué, me asaltan unas terribles ganas de atropellar a alguien. Lo peor que me puede pasar si lo hago es que me metan en la cárcel. Pero no me importa, puede que allí encuentre mi refugio ideal. En la cárcel me suministrarían comida y tendría una celda en la que podría dormir tranquilo y sin que nadie me incordie . El único inconveniente de estar en la cárcel es que te den por el culo en las duchas, pero no me preocupa demasiado, ya estoy acostumbrado a que lo hagan aunque en otra modalidad. Pienso que en la cárcel tendría tiempo de sacarme una carrera o dos. Es más, incluso, podría escribir un libro al igual que hizo Cervantes. De hecho, mi libro sería mucho mejor y más extenso que El Quijote, puesto que yo no soy manco y no tendría que dejar de escribir cada vez que tuviese que rascarme los cojones. Al fin nacería un verdadero genio desde la Edad de Oro. Ariel Pérez Amarte: El mejor escritor del siglo XXI, conocido porque escribía con una mano en el papel y la otra en los cojones, el único escritor capaz de transmutar en literatura la portentosa energía de su chacra sexual. Conseguiré que la gente abra los ojos gracias a las revelaciones de mi obra. Convenceré al mundo las innumerables ventajas de vivir en la cárcel. Publicarán mi libro, la gente lo leerá, y en las televisiones ya no se hablará de otra cosa. Enseguida la gente comenzaría a cometer asesinatos con la esperanza de poder entrar en la cárcel y, con un poco de suerte, coincidir en la misma celda que yo. El mundo se volverá loco gracias a mis palabras. Me traducirán a todos los idiomas posibles y a partir de entonces necesitarán construir nuevas cárceles capaces de albergar a todos los seguidores de mi filosofía. Al cabo del tiempo toda la humanidad acabará encarcelada por mi culpa. Los funcionarios de prisiones serán los últimos en encarcelarse, se meterán dentro, cerrarán la puerta con llave y la arrojarán lejos del alcance de nadie. Llegado ese momento aprovecharé para salir de allí. Me escaparé y el mundo será mío. Todos habrán caído en mi trampa y yo, por fin, podré pasear por el mundo tranquilo y sin molestia alguna. Mientras tanto, en las cárceles, comenzarán a escasear los alimentos y a los reclusos no les quedará más remedio que recurrir al canibalismo. Se comerán los unos a los otros hasta que, finalmente, el último hijo de puta se muera de hambre.

Y una vez fuera no me molestaré en rescatar a nadie de las cárceles. Lo único que haré será acudir a los zoológicos para abrir las jaulas y liberar a todos los animales en cautiverio. Mi conciencia no podría estar tranquila sabiendo que existe un solo animal encerrado. Gracias a mis flamantes ideas habré conseguido que la Tierra vuelva a su hábitat natural y salvaje, y, de paso, habré encontrado mi refugio ideal.

No cabe duda de que encontrar la paz tiene un precio... por eso vale la pena pisar el acelerador y llevárselo todo por delante.

13 comentarios

Fenix -

Muy de acuerdo con Juanjo y los apuntes de Rosi, sobra mi opinión.

Guapa -

Fredy!!! Qué bueno estás!! Si te cojo te voy a follar hasta que caigas muerto!!

Hasta prongo guapo! Un besito!

Celia -

Yo ya vivo en una cárcel sin necesidad de matar a nadie...
Además, aunque mataras a alguien, viendo la justicia que hay en este país, estarías fuera al poco tiempo. Mejor hazte hermitaño.
Suerte con el trabajo, besos!

Rosicky -

Yo no me refería a vivir solos. La soledad es mucho más que eso...

Marta -

Y qué más da quién es?
Te contesto por aquí, puesto que no me dejan por el otro lado, Feder.

Juanjo -

Este comentario es solo por aclarar una cosa a Rosicky. Si, ya se que hay más gente que vive en soledad aparte de los ancianos (yo mismo vivo en soledad también). Al mencionar a los ancianos no quiero decir que sean los únicos, sino que son el caso más extendido en el mundo, y aunque no nos guste admitirlo, esto es asi.

Además, incluyo a los ancianos, porque aunque la soledad de los ancianos no sea buscada por ellos mismos, eso no les impide pararse a pensar en sus momentos de soledad, con lo cual, aunque no sea buscada para este fin, esta soledad es perfectamente valida para poder cumplirlo.

Solamente esa aclaración, ya que parece que mi comentario puede generar errores de interpretación.

Saludos Cordiales,
Juanjo

En Tierra Firme -

Bien bien, me gusta la última crítica. Intentaré darle un poco de cohesión, la verdad es que han sido varias ideas sueltas que he intentado unir. Lo del ritmo rápido no me preocupa, lo he querido así. Según leí, para conseguirlo, se debe utilizar el punto y seguido en vez de las subordinadas. Intentaré corregir las faltas. Gracias.

Rosicky -

Primeramente decirte que escribir filosofear es un error bastante grave. La palabra es filosofar, aunque yo antes cometía el mismo error pero escarmenté porque es de esas faltas que después de cometerlas te van señalando con el dedo por la calle e inducen a suicidios.

El texto me gusta pero... me da la sensación de que va a toda hostia, y atropellar al transeunte no sé, pero al lector un poco sí que lo arrollas :). También me parece que algunas de las frases que escribes para escandalizar se nota a leguas que son premeditadas y pierden su impacto, su peso e incluso su sentido dentro del conjunto, llegando a ensuciar el texto.

Y no sé... total libertad sí, pero creo que ocupas más tiempo y espacio explicando tus afanes de matar que en explicar y describir la época en que te gustaría vivir o tu refugio perfecto. Aunque todo puende entenderse dentro de esos dos temas, pero... no sé. De todos modos me da la sensación de que caes en continuas digresiones.

Y a Juanjo decirle que hay muchísma gente sola, no solo ancianos. La multitud, los espacios concurridos no indican colectividad... Además, una de las soledades más dolorosas es esa, estar con gente y seguir sintiéndote aislado, fuera de lugar y solo.

Aunque si te refieres a una soledad buscada y para dedicarse a pensar está bien, pero entonces no entiendo por qué metes a los viejos.

Hoy he sido cruel, ¿verdad Fredy? Pero el texto me ha gustado, me ha hecho gracia lo de Cervantes y tu teoría sobre lo que ocurriría si escribes un libro en la cárcel :D

Un fortísimo abrazo amigo! :D Espero que todo vaya bien! :)

Carol -

bueno, buenisimo!, me gusto la parte donde hablas que estas en el faro y el mar y demas... hasta me sentí ahi.
y esa historia de que caen en tu trampa es genial.
buen trabajo! ;)

Dante -

Mucho chakra sexual veo yo aquí, es decir, mucha literatura. Muy bueno!

Anónimo -

Me gusta!!!
El "para" final sobra. Mejor:
por eso vale la pena pisar el acelerador y llevárselo todo por delante.

Juanjo -

A mi me parece que tu texto esta muy bien. Esta bien redactado, y es bastante reflexivo.

Además refleja una de las características de nuestra sociedad actual, la casi desaparición de la soledad. Hoy en dia solo estan solos los viejos, porque nadie quiere estar con ellos, escuchar sus historias, en esencia, convivir con ellos.

La escasez de soledad es uno de los grandes problemas de la humanidad. Como afirmas en el texto, cuando estas solo te dedicas a pensar por norma general. Hoy en dia, a no ser que te vayas a un lugar recóndito en el interior de un bosque no tendras soledad bajo ningún concepto.

De todas formas, lo de atropellar a la gente para asi quedarte solo me parece un poco excesivo, aunque he de decir que yo en muchas ocasiones he pensado lo mismo. Además, luego al final te terminas cansando de la soledad, y como no tengas a nadie cerca al final terminaras volviendote loco y hablando contigo mismo, aunque si no hay nadie no te encerrarian, alguna ventaja tendria que tener el estar totalmente solo, XD

Saludos Cordiales,
Juanjo

En Tierra Firme -

Espero críticas inmisericordes hacia este texto que voy a entregar en un trabajo.