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En Tierra Firme

Relatos

Por un calcetín no pongo yo la lavadora

Por un calcetín no pongo yo la lavadora

Ella se quejaba de los hombres de hoy en día. Decía que sólo nos gustaban las perras de la noche, las golfas y las guarras. Yo le dije que no, que yo también tenía en cuenta otros factores aparte del estrictamente superficial. Dije que a mí me importaba mucho más la confianza, el buen rollo, el sentido del humor y la ironía.

Pero ella no parecía estar muy convencida con mi respuesta y me miró con desconfianza. Entonces me pregunté por qué una chica tan atractiva e inteligente como ella no tenía novio ni se iba con ningún chico alguna noche loca. Al fin y al cabo ella también era humana y podría sentirse necesitada de cariño o podría echar de menos la presencia en su cama de un apasionado compañero.

–Oye, ¿Y a ti no te gustan los golfos? ¿No sientes la necesidad humana de irte con uno alguna noche aunque sólo sea para pasar un buen rato? –pregunté.
–¡Quita, quita! ¡Qué asco! Yo lo que quiero es a un Hombre que se vista por los pies y no a un niñato de discoteca –contestó indignada.
–Entiendo.
–Por un calcetín no pongo yo la lavadora… –sentenció.

Era la frase más clarificadora que había escuchado en mucho tiempo. Era el símil perfecto en el momento adecuado. Me dejó conmocionado y no quise preguntarle más.

Al fin y al cabo yo sólo era un calcetín.

La cochambre - Capítulo 1

Capítulo 1 - Mensaje de una persona anodina que está a punto de morir de hambre

 

Disfrutad de La cochambre. La primera serie de realismo sucio hecha con un teléfono móvil.

 

Yo me alegro cuando a la gente le va mal

Yo me alegro cuando a la gente le va mal

Hace tiempo que no me tomo la medicación que me recetó el psiquiatra. Con esas pastillas pretendían envenenarme, me debilitaban poco a poco y estaban robándome mi incombustible vitalidad. Yo soy una persona que necesita vivir con intensidad y si me tomo esas pastillas mi descollante inteligencia no se despliega al máximo y pierdo lo único que me hace especial. La gente no me creerá, pero yo no tomo drogas porque necesito que mi mente esté completamente activa. Las drogas lo único que hacen es aletargarme el pensamiento y enturbiar mi sorprendente percepción de la realidad. Y es que no hay mayor drogadicción que la vida. No hace falta tomar nada para darse cuenta de que la realidad es una alucinación y en tu vida todo está lleno de personajes desquiciados la mar de pintorescos.

El psiquiatra me dijo que era una persona cruel y no lo entiendo. Simplemente le dije que yo me alegraba cuando a la gente le iba mal. Le dije que fingía una falsa compasión por todos aquellos amigos que me contaban sus problemas pero que por dentro disfrutaba enormemente indagando en el dolor de ellos. Suelo tener las mismas dudas que Santo Tomás y meto el dedo en la llaga para conocer mejor el dolor. Yo no lo considero crueldad, simplemente soy curioso y me gusta estudiar los dolores del alma. Aunque, evidentemente, si el que sufre soy yo no me hace ni puta gracia, como es lógico. Lo único que ocurre es que la gente está tremendamente cretinizada por culpa de las drogas y la música de Pignoise, menos yo, que soy puro y mi mente no está podrida de gilipolleces anodinas.

Yo no veo nada malo en odiar a la gente, sobre todo a aquellos que se creen que por llevar cuatro rastas y dos piercings ya se están oponiendo al sistema. Se creen que con un peinado asaltarán la Bastilla. ¡Oh! ¡Sí! no he visto acción más alternativa y subversiva en mi vida que ensuciarse los mechones de pelo y oler mal. Si al menos tuviesen cicatrices o agujeros de bala pues los empezaría a tomar con más consideración, pero para mí son gente indigna mientras sus únicos agujeros sean sus sucios y cochambrosos piercings.

Vamos a ver, ¿Se puede saber qué tiene de malo alegrarse del mal del vecino? Disfruto viendo sufrir a la gente, hay gente que disfruta viendo sufrir a los toros o viendo cómo se dan de hostias en un ring de boxeo y nadie les dice nada. A mí simplemente me gusta ver a la gente morder el polvo, sobre todo la gente que me cae mal. No existe un placer superior. ¿Tan raro soy? ¿Por qué me ha tenido que decir el psiquiatra que no tengo empatía y que podría tener un principio de psicopatía? ¿Es que nadie más en el mundo disfruta viendo cómo pierde Fernando Alonso? ¿Nadie disfruta cuando ve que Raúl no está en la lista del seleccionador? ¿Nadie sigue con interés las noticas de Amy Winehouse para ver cuando se muere y se convierte en mito? Reconócelo: tú también eres de los que se alegra cuando alguna persona rompe con su pareja después de que anunciara su amor a los cuatro vientos, incluso en sus ridículos nicks del msn, en los cuales no sabes si está contando algo o intenta batir un record Guiness de faltas de ortografía por metro cuadrado. Yo lo reconozco, yo disfruto enormemente viendo cómo la gente se hunde, sobre todo cuando se tratan de gilipollas como los que leen ahora mismo esto.

No es por nada, pero las pastillas que me ha recetado el psiquiatra se las puede meter por el culo, yo me considero una persona completamente normal. Bueno no, mentiría si digo que soy una persona normal, en realidad soy El Elegido. Tengo que cumplir una gran misión en la Tierra y he de luchar contra todos los que me persiguen, entre los que están la CIA, el FBI y el videoclub de la esquina. Pero gracias a dios tengo la protección del séptimo ángel, que me guía y me advierte de los peligros con sabios consejos que me da en momentos clave. A veces escucho la voz del ángel que me susurra cosas y dicta lo que tengo que escribir...

Mensaje esperanzador

Mensaje esperanzador

¿Sabes? Eres una persona superespecial y estupenda. Estar a tu lado es genial. Tienes una magia especial. Y es que hoy en día queda poca gente como tú. No te preocupes porque ahora no encuentres el amor en tu vida. Seguro que algún día llega una persona que será tu ángel, te dará todo lo que necesites y te hará vivir en una nube de sueños infinitos que te llene. Estoy seguro de que eso ocurrirá porque una persona tan buena como tú se merece lo mejor del mundo. Eres una de las mejores personas que he conocido. No cambies nunca, de verdad. Serás feliz y pronto vendrá tu ángel, sí, sí, pronto vendrá, lo veo venir, se huele, se nota...

Aunque también puede que venga un demonio y te meta una estaca por el culo, que nunca se sabe con los tiempos que corren.

Carta abierta al espermatozoide que iba detrás de mí en la carrera hacia el óvulo

Carta abierta al espermatozoide que iba detrás de mí en la carrera hacia el óvulo

Querido compañero de viaje:

Dicen que recibimos lo que merecemos, que todo esfuerzo tiene su recompensa, que la gravedad siempre hace su trabajo, que el tiempo pone a cada uno en su lugar y que a todo cerdo le llega su San Martín, ¿tú qué tienes que decir a esto?

Todos intentan ganar en este extraño juego llamado Vida sin conocer demasiado bien las reglas de juego. Algunos ganan sin merecerlo. Pero si de merecer fuera tú deberías haber merecido algo más. No sé, quieren enseñarme a vivir y me dan consejos que la mayoría de veces no sirven para nada, que si el trabajo dignifica, que si luchas lo conseguirás, que no importa que hoy no lo consigas porque puede que mañana puedas... ya sabes, todas estas gilipolleces que me recuerdan a esta estúpida frase de Gabriel García Márquez: “no dejes de sonreír, ni siquiera cuando estés triste, porque nunca sabes quién se puede enamorar de tu sonrisa” como si no hubiera gente que se enamorase de las caras serias. La sonrisa está sobrevalorada, al igual que lo positivo, lo bello y lo exitoso...

Todo lo que me dicen es mentira. Cuando ya llevas tiempo en esto te das cuenta de que al final lo que importa es el factor suerte o el factor milagro. Todo depende de haber estado en el sitio adecuado en el momento adecuado. Lee cualquier biografía de alguien que tuvo éxito y descubrirás que todo le llegó por pura casualidad. ¿O de dónde crees que nacen todos esos mitos vivientes? Esos sólo han alcanzado fama, pero representan a toda una legión de perdedores que nunca lo consiguieron. Y yo os debo representar a todos los que viajasteis conmigo y nunca llegasteis a la meta. Sobre mi espalda pesa la responsabilidad de que te sientas orgulloso de mí y no lo puedo aguantar. Me gustaría cederte el puesto, brindarte la oportunidad de que vieras lo que significaba venir a la vida. Debiste haber tenido tu oportunidad... pero al contrario de lo que dicen: a veces no hay segundas oportunidades, las cosas son o no son.

Decía Jostein Gaarder que en la vida solo vemos los billetes premiados. Que vivir es tan raro como que te toque la primitiva, que todos deberíamos celebrar la inmensa suerte de poder vivir sólo porque hay millones de billetes no premiados que no están aquí... pero yo no puedo vivir tranquilo pensando eso. ¿Cómo puedo sentirme bien estando en el paraíso de los premiados si sé que existe el infierno de los perdedores? Me gustaría ser como aquel alemán del cuento de Borges Deutsches réquiem que dijo “que el cielo exista aunque nuestro lugar sea el infierno”.

Si a mí me hicieran elegir entre el cielo y el infierno preferiría irme al infierno antes que soportar el remordimiento de conciencia que supone estar en el cielo de los privilegiados. No soportaría saber que otros sufren mientras yo disfruto. Lo peor es que ahora estoy en un cielo donde continúa la absurda carrera de toda una generación hacia el óvulo del éxito y no puedo hacer nada por apearme.

Una generación tras otra que lucha por lo mismo… sin saber que tras la historia de un triunfador se esconden las vidas anónimas de cien mil perdedores.

Pero no quiero darte más charlas. Te he escrito porque quiero que sepas que si yo estoy aquí no significa que tú seas peor, de hecho puede que hasta seas mejor. Incluso puede que me veas por televisión cantar una canción, pero seguro que hay alguien que canta mejor que yo en su casa y no sale por la caja de la fama. En este mundo quieren hacerte creer que tu suerte depende de un jurado o de un casting, que si no es por ellos nunca lo podrás conseguir, que si no es por un editor al que le caigas en gracia nunca te publicarán, que si no tienes un nombre de prestigio que asegure unas ventas no te publicarán un libro, que si no huelen en ti el dinero no se acercarán y que todo está en las manos de los grandes hermanos televisivos. Se otorgan un poder que no tienen e inventan nuevos óvulos-éxitos que no existen. El reconocimiento de un público se puede conseguir cantando en la ducha y gustándole al vecino, no es necesario más.

Recuérdalo: el verdadero óvulo-éxito que existe es el de hacer lo que uno realmente quiere desde que se levanta hasta que se acuesta, como decía un señor llamado Bob Dylan. Al fin y al cabo no siempre los mejores y más guapos son los que llegan a la meta. No todos los que alcanzan el óvulo del éxito son los mejores cantantes, si no mira cualquier canal de televisión a cualquier hora...

Internet ha hecho que hasta los espermatozoides que llegaron segundos tengan su lugar, y aquí estoy yo, y allí te quedaste tú. Pero no te preocupes... yo te represento a la perfección en esta nueva metamorfosis humana que, créeme, no es para tanto.

Guerra de besos epistemológica

Guerra de besos epistemológica

¡¡ATENCIÓN!! Relato no recomendable para menores de 18 años debido a su alto contenido violento y pornográfico.

- Me voy ya, cielo.
- Vale cariño. Qué descanses.
- Buenas noches mi amor.
- Buenas noches mi princesa.
- Muchos besos.
- Muchos besos más para ti.
- No, yo más.
- Nooo, yo te doy más besos.
- Yo te doy 100 mil millones de besos.
- Pues yo los mismos más uno.
- Pues yo los tuyos más 1000 y no se vale repetir.
- Pues yo infinitos.
- Yo infinitos más uno.
- No pueden ser infinitos más uno, porque el infinito ya engloba ese uno.
- No, porque puedo hacer límites y eliminar los infinitos del dividendo y del divisor para calcular el límite.
- Pero tú no me estabas dando un beso fraccionario. Era un infinito sin divisor y sin logaritmos, por lo tanto ese infinito está fuera de lugar.
- ¿Quién lo dice? En teoría todos los números pueden tener un divisor porque siempre pueden ser la fracción de uno.
- Te he ganado yo en besos y lo tienes que reconocer.
- No, no has ganado.
- Te lo puedo demostrar, las matemáticas son exactas.
- Pero tú no estabas haciendo matemáticas. Estabas haciendo una simple suma de un número no fraccionario.
- Pero que no haya dicho la fracción no significa que no fuera un límite con asíntotas verticales y oblicuas de una simple función con cocientes de polinomios.
- Pero tu propuesta de número no puede determinar la continuidad de una función en un intervalo. Reconócelo.
- ¿Quién lo dice? Que tú no conozcas el teorema de la existencia de extremos absolutos de Weierstrass no significa que sea una función continua en un intervalo cerrado y acotado que alcance los extremos.
- Es que tú no has especificado si estabas en un límite en el que x-a y f(x) estaba elevado a k.
- ¿Es que te tengo que dar explicaciones por todo?
- Es que si no concretas y no hay comunicación entre nosotros no sé cuándo hablas de una asíntota vertical en el signo de f(x) –b donde es positivo y negativo cuando X tiende a infinito. ¿Entiendes?
- Es que tú siempre quieres hacer funciones racionales y a mí simplemente me basta con dividir el numerador y el denominador por la mayor potencia de X del denominador, y ya está.
- Pero es que toda esta discusión es evitable, porque cuando haces el límite de f(x) pero no coincide con el valor de f(a) siempre tiene una discontinuidad en el salto de x=a.

- Mira, si quieres ganas tú.

(Silencio dramático y música patética de tensión en telenovela con ojos abiertos y respiración acelerada)

- Creo que deberíamos replantearnos lo nuestro.
- ¿Por qué? ¿Ya no me quieres?
- Creo que no te quiero como antes.
- ¿Me quieres menos?
- No, creo que te quiero de una forma exponencialmente negativa.
- ¿Pero exponencialmente en base A?
- Joder, no hables así, que pareces un coseno hiperbólico.
- Creo que lo que en realidad sientes por mí es una función exponencial en base E.

(Silencio dramático)

- Tal vez tengas razón.
- Lo mejor sería tomarnos un tiempo.
- Sí.

(Silencio dramático, fundido a negro en el que parece que nos vamos a publicidad, pero incomprensiblemente vuelve el plano con todo el racord roto porque en el país de origen de la telenovela ponen más cortes de publicidad)

- Pero prométeme una cosa.
- Dime.
- Durante todo este tiempo no viajes a la velocidad de la luz.
- ¿Por qué?
- Para no alterar la curva de espacio-tiempo. Si te vas a la velocidad de la luz puede que tu reloj se retrase respecto al mío y cuando vuelvas tu gemela sea más vieja.
- Yo no tengo gemela, imbécil.
- Bueno, por si acaso.
- De acuerdo.

(Primerísimo primer plano de ella al borde de las lágrimas)

- Me voy.
- Besos.
- Besos más uno.
- ¡No empecemos!

Preguntas que no esperan respuestas

Preguntas que no esperan respuestas

No quiero que me digas nada. No me cuentes tus problemas. No quiero que me sonrías o me pongas una mala cara. Tampoco quiero que me des dos besos ni que me devuelvas la misma pregunta que te hago

Lo único que quiero, aunque te hayan diagnosticado un cáncer mortal, o aunque te vayas a morir mañana, o aunque hoy sea el día más triste de tu vida y se haya muerto toda tu familia... es que me contestes que estás bien cuando te pregunte cómo estás.

Tan sólo te lo he preguntado por pura cortesía. Recuerda que a mí no me interesa tu vida.

El planeta de cristal

El planeta de cristal

Hace mucho tiempo existía un planeta en el que todo era de cristal. La gente, las casas, el suelo, la comida, las plantas... todo era de cristal transparente. Era un planeta en el que no había sombras y se podía ver a través de cualquier objeto.

Los habitantes del planeta sabían todo lo que ocurría. Cuando cerraban los ojos veían a través de sus párpados de cristal. No podían ponerse vendas en los ojos porque veían a través de ellas. Sus corazones eran de cristal. Las paredes de sus casas eran de cristal. No existían los secretos. No podían enterrar sus tesoros de cristal ni sus recuerdos. Nada se podía olvidar porque el pasado siempre estaba presente.

Un día llegó un visitante al planeta. Era un ser opaco procedente de un planeta lejano. Cuando bajó de la nave pronunció las palabras: "un pequeño paso para el hombre y gran paso atrás para la humanidad" y al pisar tierra firme ensució el planeta con la suela de su zapato. Cuando puso el segundo pie en el frágil suelo de cristal todo comenzó a resquebrajarse. Las grietas se expandieron por todo el pequeño planeta. La gente también se resquebrajó. No pudieron hacer nada cuando vieron que sus cuerpos se descomponían. En cuestión de minutos el planeta se vio reducido a minúsculos trozos de cristal que se esparcieron por todo el universo.

Hoy en día no se sabe nada de aquella civilización. Toda su sabiduría se perdió para siempre. Pero, según cuenta la leyenda, todavía podemos verles cuando miramos las estrellas a través del fondo de un vaso de cristal.

La memoria del tacto

La memoria del tacto

Me preguntas qué es eso que escribo. Te lo enseño. Lo lees con indiferencia y no dices nada. No te gustan mis poemas y no quieres decírmelo. Piensas que pierdo el tiempo escribiendo textos que no sirven para nada, dices que vale, que es una buena historia, pero ¿y qué?

Me pides que salgamos a dar una vuelta y yo te sugiero que vayamos a la Albufera. Tú me dices que está muy lejos y al final no salimos. Nos quedamos otro día más en casa sin hacer nada. Tú miras en la tele estúpidos programas de cotilleos y a mí no me gusta la tele. Tú quieres ver una película y a mí no me gusta el mismo cine que a ti, te sugiero ver alguna peli de los años cuarenta y me contestas que odias ver películas en blanco y negro. A ti te gustan Los piratas del Caribe y yo los odio.

Ni siquiera sé por qué estamos juntos. Parece que hablemos en idiomas distintos y cuando trato de explicártelo me dices que no empiece con mis filosofías, que deje de decir lo que dicen esos libros que leo y que me están comiendo la cabeza. Me dices que tenga pensamientos propios y no copiados de otros autores. Yo te digo que tengo pensamientos propios, que los libros no sirven para darme ideas, sino para ayudar a conocerme. Tú contestas irónicamente que nunca llegarás a mi nivel, que seguirás siendo una cateta y serás feliz así, que sientes no cumplir las expectativas de un sabio como yo. Luego me preguntas que si tan listo soy por qué no me presento a presidente del gobierno. Yo no contesto. Me quedo mirando la tele callado. Hay un hombre que habla de Julio Iglesias, ¿A quién coño le importará la vida de Julio Iglesias?

Me gustaría poder mandarlo todo a la mierda.

Le pido el mando distancia para cambiar el canal y ella me dice que ni lo sueñe, que si no me gusta el programa que me vaya al cuarto a ver lo que quiera.

Me voy a al cuarto sin darle un beso de buenas noches. Enciendo la tele y mientras hago zapping me acuerdo de ella. Me acuerdo de sus caricias y de sus besos. Recuerdo el tacto de sus manos como si me acariciasen ahora. Su tacto está grabado en fuego en mi piel y sin embargo apenas consigo recordar su cara, que a medida que pasan los años se va desdibujando más y más en mi memoria. Me pregunto dónde estará ahora.

En la tele no hacen nada interesante y la apago. Me tapo con la manta. Saco mi brazo para alcanzar la luz de la mesita. En ella hay un portarretratos de nosotros dos felizmente casados. La miro unos segundos con nostalgia. Apago la luz y me quedo a oscuras.

Dicen que mañana será otro día, pero yo no lo creo.

Microrrelato científico-literario del pacifista antiviolencia

Microrrelato científico-literario del pacifista antiviolencia

Aquel pacifista, que sin saber cómo se vio en medio de un tiroteo, se dijo:

- Tendré que comenzar a pensar que tal vez sea una buena idea contemplar la posibilidad de plantearse que quizá sea necesario empezar a iniciar los movimientos  oportunos para ponerme a cubierto antes de que una bala me OOhhggg, Ohggg, ohgg... oh      .

Fin

La verdadera historia de la muerte

La verdadera historia de la muerte

Rodolfo era más feo que Picio (tenía feo hasta el nombre). Desde pequeño ya apuntaba maneras, su madre murió de un paro cardiorrespiratorio al parirlo, pero no fue por culpa del parto, no. Todo comenzó cuando cogió a su bebé en brazos. Era tan feo que cuando lo vio no pudo creer que había parido a una criatura tan horrible y su corazón no pudo resistirlo y murió. Nadie pudo hacer nada por salvarla porque parió sola en un granero de un pueblo perdido de Teruel. Así comenzó la historia de la muerte.

Durante el primer día Rodolfo se alimentó del pecho de su madre muerta. La macabra amamantación no sólo era un presagio de su siniestro futuro, sino que fue el alimento de su vocación. Su complejo de Edipo le llevaría siempre a desear los senos muertos de su madre.

El segundo día de vida su madre ya no daba más leche y comenzó a apestar. Era una madre soltera, por lo que nadie echaba en falta su presencia. En Teruel nadie echa en falta la presencia de nadie. De hecho, lo raro es que haya alguna presencia en esa provincia que no existe, o, mejor dicho, que está muerta.

Por allí se acercó una loba que olió la presencia del niño. La loba estaba muy cultivada, había leído muchos libros (al contrario de lo que pueda parecer, los animales pueden leer, lo que ocurre es que nunca nadie se ha molestado en enseñarles). Su intención no era comerse al niño (los lobos no son seres sanguinarios que se comen a los niños, a veces también tienen sentimientos, lo que ocurre es que el cuento de caperucita dio muy mala fama a estos animales), su verdadera intención era convertirse en un mito. Ella había leído la historia de Rómulo y Remo y quería convertirse en la patrona de Teruel (aunque era una ciudad que no existía), se visualizó como Luperca dando de mamar a Rómulo y Remo en el escudo de la Roma. Sabía que si amamantaba al niño podría convertirse algún día en la imagen del escudo del Teruel Club de fútbol y que sería el estandarte del equipo cuando el Teruel C.F. jugase la Champions League.
Con estas buenas intenciones la loba se acercó al niño y se dispuso a darle la teta. Pero le dio la vuelta a Rodolfo y vio su cara. La loba cayó fulminada, murió de un susto al ver la horrenda cara del niño.

Al día siguiente aquello parecía un desfiladero de animales. Todos querían darle de mamar al niño para convertirse en leyenda y algún día estar en el escudo del Teruel fútbol club jugando la Champions (aunque no exista equipo de fútbol en Teruel, porque, como todo el mundo sabe, Teruel no existe). Hipopótamas, luciérnagas, jirafas, velociraptoras, vacas, y un sin fin de hembras de todas las especies mamíferas se acercaron con la intención de amamantar al niño, pero todas murieron de un infarto al ver la cruel fealdad del niño. Las malas lenguas cuentan que algún que otro macho fue a intentar darle de mamar al niño, pero no queremos imaginar qué iba a darle de mamar, por dios, qué asco.

Afortunadamente, por allí pasó una topa (la novia del topo). Se acercó y debido a su ceguera pudo darle de mamar al niño. Nunca sospechó que estaba amantando a un adefesio que provocaba sustos de muerte a todo aquel que lo mirase. Durante los siguientes años Rodolfo fue criado con topos que vivían bajo la superficie y se convirtió en una especie de Tarzán de los topos.

La topa lo crió pensándose que era una belleza, imaginaba que su cachorrito se convertiría en un adonis encantador. Se veía a sí misma (pese a ser ciega) en el escudo del equipo de fútbol del Teruel Fútbol Club jugando la Champions.

Rodolfo se fue haciendo mayor. De vez en cuando salía de los túneles subterráneos para ver la luz del día. Le gustaba jugar con mariposas, pero cada vez que cazaba una esta se moría al ver la asquerosa cara de Rodolfo. Tampoco le resultaba difícil salir de caza, le bastaba salir de detrás de un árbol para matar a toda una manada de ciervos con los que alimentarse durante meses. Podríamos decir que Rodolfo tuvo una infancia feliz, no muy distinta a la de cualquier niño de Teruel que, como todos, viven incomunicados en algún pueblo de cuatro o cinco habitantes y desconocen las maravillosas ventajas que la electricidad aporta al ser humano.

Cuando Rodolfo cumplió 14 años sintió un impulso incontenible de bañarse en un río. Quería experimentar la sensación de lavarse, pensó que podría ser algo estimulante. Cuando se acercó al río vio un pequeño reflejo de su cara y se dio un susto de muerte. Por suerte sólo se vio la frente y tan sólo se desmayó, de haberse visto la cara entera podríamos estar hablando de un suicidio. A partir de entonces asoció el agua con el peligro, cuál perro de Pavlov, y nunca más se le pasó por la cabeza volver a bañarse.

Días más tarde, y aunque parezca mentira, (ya que en Teruel sólo habitan dinosaurios) vio pasar cerca de su casa a una chica con dos trenzas que recogía flores y cantaba. Rodolfo se enamoró instantáneamente de ella mientras la observaba detrás de unos matorrales. Tras unos minutos de intensa emoción hormonal decidió salir de su escondrijo y presentarse ante su amor. En cuanto salió ella murió ipso facto al ver la terrorífica fealdad de Rodolfo.

Entonces se enrabietó y comenzó a maldecir su suerte. Pero él hablaba en el idioma de los topos y dijo algo así: Puschif pufi cuschip pufit macawendios yenla virgen. Así que se fue a su refugio donde todavía estaba el esqueleto de su madre. Allí iba cuando se sentía triste. Entre los objetos del granero vio una guadaña y una túnica negra. No sabía para qué servía la guadaña, pero quedaba muy bien estéticamente y decidió enfundarse la ropa y salir por el mundo teruelano para vengar la muerte de su amada.

No tuvo mucho trabajo en Teruel porque es una ciudad que ya está muerta. Pero armándose de valor decidió traspasar las fronteras de Teruel. El salto al mundo civilizado supuso un gran cambio para Rodolfo. Entre Teruel y el resto de España había una diferencia de varios millones de años de evolución. De hecho, se dice que en Teruel todavía quedan ejemplares vivos del hombre de Cromagnon.

Fue cuando nació el mito del hombre que anda con una guadaña y se lleva al otro mundo a todo aquel que visita.

Muchos científicos de pacotilla niegan la existencia de la muerte personificada. Pero es que los científicos a veces parecen idiotas, argumentan que nunca nadie ha visto a la muerte. Pero vamos a ver, idiotas: ¿Es que no sabéis que si alguien la viese se moriría y no viviría para contarlo? ¡Es que parecéis tontos!

Rodolfo, o la muerte, como se le quiera llamar. Aún anda por ahí provocando muertes. Algún día nos visitará. Tengan cuidado y procuren mantener los ojos cerrados para no verle, de este modo vivirán más tiempo.

Respecto a topa que amamantó a Rodolfo, sabemos que todavía sigue viva y sueña que algún día su proeza se verá recompensada. Espera que algún día el Teruel F. C. gane la Champions con ella en el escudo. La pobre ilusa es ciega y por eso se niega muchas veces a ver la realidad.

Epílogo

Esta explicación científico-literaria de la muerte está inspirada en un caso real. Una vez me crucé por la calle con una chica tan fea que al verla me dio un susto que se me aceleró el corazón. Fue entonces cuando imaginé que una persona un poco más fea provocaría la muerte allá a donde vaya. Esto, además, demuestra que las musas no tienen por qué ser siempre guapas.

Relato científico-literario que demuestra que nunca podrás escapar de la moda ni aunque lo intentes y que, además, ridiculiza a todos esos que se retocan la barba todos los días para aparentar que llevan barba de tres días

Relato científico-literario que demuestra que nunca podrás escapar de la moda ni aunque lo intentes y que, además, ridiculiza a todos esos que se retocan la barba todos los días para aparentar que llevan barba de tres días

 

En aquella tribu perdida de la selva tropical todo el mundo llevaba taparrabos y un palo cruzado en el tabique nasal. Pero él era especial. Un día apareció por el poblado con el palito atravesado en su oreja.

- Pero tío, ¿Qué coño has hecho con el palito de la nariz? – le preguntó su amigo extrañado.
- ¿Sabes? Es que yo no soy como todos, yo no sigo la moda. Yo me pongo el palito donde quiero y como quiero. Es que yo no formo parte del rebaño.
- ¿Y si te crees tan diferente por qué no te pones unos vaqueros y una camisa de cuadros como esos pieles rojas que vienen con las cámaras a grabarnos para los documentales?
- Porque no hay ninguna tienda de camisas de cuadros ni de pantalones vaqueros en la selva.
- Sí, ya…

Mientras tanto, en Nueva York, una pareja de amigos deambulaba por la Quinta Avenida y uno de ellos se paró ante un escaparate.

- ¡Mira! ¡Esos son los pantalones que yo quiero! ¡Voy a comprármelos!
- Te los quieres comprar porque te dejas influir por la moda –sentenció su amigo.
- ¿Y qué más da?
- Pues que das pena porque formas parte del rebaño y no tienes personalidad propia. Mira yo, esta ropa que llevo me la compré en el rastro y me costó nueve dólares. Yo paso de las modas y tengo mi estilo propio.
- ¿Y si tan alternativo te crees por qué no te vistes con un taparrabos y te cruzas un palo en la fosa nasal como esos indígenas que salen en los documentales?
- Pues porque en el rastro no venden taparrabos ni piercings de esos.
- Sí, ya…

 

El asesino sin memoria

El asesino sin memoria

Cuando el juez le preguntó por todos los crímenes  de los que se le acusaba, él se mostró ofendido, como si le estuviese haciendo una pregunta de carácter muy personal.

- Perdone, señor Juez, pero es que no sé a qué viene ahora esa pregunta. La justicia debería arreglar otros problemas que hay, que no son pocos. Hoy en día hay mucha delincuencia callejera, no puedes salir a la calle con la inseguridad que hay, deberían preocuparse de las cosas que realmente importan a los ciudadanos. Además, aquello por lo que me pregunta sucedió hace mucho tiempo.

Los asistentes estaban divididos entre los que apoyaban lo que decía el acusado y otros que escuchaban incrédulos el cinismo del individuo.

El Juez le preguntó por todos los cadáveres que se encontraron enterrados en su jardín.

- ¿De verdad  me pregunta ahora por eso? ¿Han estado enterrados ahí siempre y me pregunta ahora? Si de eso hace décadas, ya casi ni me acuerdo. Además, ¿Usted qué se cree? Aquellos que estaban enterrados no eran ningunos santos, también mataron y enterraron a otra gente, no se me puede echar la culpa a mí por todo lo que ocurrió si aquí nadie está libre de pecado.

El fiscal mostró las pruebas en las que se demostraba que el acusado era el principal sospechoso de las desapariciones y asesinatos de toda esa gente que encontraron enterrada en su jardín.

- Sí, vale, Señor Juez, puede que haya sido yo, pero no tiene ningún sentido que me juzguen ahora. El mal ya está hecho. Lo único que conseguirán con esto es reabrir las heridas del pasado. No me deberían juzgar, es mejor dejar las cosas como están; no tiene ningún sentido acusarme de algo que hice en defensa propia hace muchos años. Además, los cadáveres estaban muy bien en mi jardín, no sé para qué los tuvieron que desenterrar si estaban descansando en paz. Estaban todos juntitos en una fosa, ya no sentían nada y estaban bien. Además, tenía el jardín precioso y ahora parece un patatal. Los han sacado para montar un circo. Yo creo que usted lo único que quiere es acusarme para desviar la atención de otros temas importantes, ¿verdad?

El juez le preguntó si tenía algo más que declarar.

- ¡No me podéis acusar por lo que hice! Además, por aquel entonces en mi casa yo hacía mis leyes y no era delito hacer lo que yo quisiera. Si yo tenía que matar a alguien lo mataba, no iba en contra de mi ley. Yo no soy como esos partidarios de Kant que creen que hay valores universales como los de no matar, no agredir y todo eso. Yo soy partidario de las leyes, y si en aquel entonces yo hacía la ley no cometía ningún delito. Así que estáis todos en un error por querer reabrir tantas heridas.

Tras escuchar las declaraciones del principal acusado el jurado se retiró a deliberar.

 

Mi novia es gilipollas

Nos conocimos en una discoteca muy popular entre gritos, empujones, derramamientos de vasos y música techno de fondo. No era el sitio ideal para encontrar a una novia, pero cuando uno va borracho se lía con cualquiera sin preguntarse por qué. La cosa se prolongó y llevamos tres meses juntos. Ahora ella duerme a mi lado.

No es que yo fuese muy exigente a la hora de estar con una chica. Yo era de los que se conformaba con quererla y que ella me quisiera. Con eso sobraba. Pero después de todo este tiempo veo quién es ella y no estoy muy seguro.

En principio me pareció una chica sencilla, de lo más normal. Pero pronto comencé a notar un comportamiento extraño en ella. Cuando ya llevábamos un mes apareció en casa con una enorme gasa sobre su culo, justo donde comenzaba su columna vertebral.

- Mira lo que me he hecho.

Se quitó la gasa y vi un enorme tribal cuyas ramificaciones desembocaban justo en el principio de la raya del culo. Sólo pude abrir la boca de asombro y no pronunciar nada.

- ¿Te gusta? -preguntó.

- Sí, creo que sí...


No me gustaba nada. Era un tatuaje con forma de flecha que estaba sobre su culo. Parecía indicar  por dónde tenía que metérsela. Ese mismo día me la follé por detrás y no paraba de mirar su estúpido tatuaje. Como había fumado un porro tuve una alucinación y vi que su tribal se transformó en una flecha y apareció un letrero en rojo que parpadeaba y decía: "insert coin". Entonces me aparté de ella bruscamente y se me bajó la erección.

- ¿Qué te pasa?
-  No lo sé, creo que me ha sentado mal el porro.

Pocos días después apareció con un piercing. Parecía una verruga en el extremo de su labio. Era una mancha sobre su cara. Una cicatriz en su bello rostro. Una auténtica gilipollez que estaba de moda. Aquel día intenté no besarla. Me daba asco su piercing.

- No me besas porque no te gusta el piercing ¿Verdad?



- ¡Sí! ¡Es por eso! Es que todos los que se hacen tatuajes y piercings me parecen deficientes mentales que necesitan ensuciarse la piel y hacerse agujeros para intentar demostrar que son diferentes cuando no son más que la misma mierda.

- ¡Eres un imbécil! Yo simplemente me lo hago porque me gusta.
- Claro, no lo dudo, pero a ti te gustan las gilipolleces.
-  Puede que por eso esté contigo.

Ese día se marchó dando un portazo.

Los días en los que fuimos felices también notaba cosas extrañas. Un día la vi en la habitación haciéndose fotos ante el espejo. Mientras tanto ella ponía morritos como si estuviese chupando una pajita. Entré en la habitación y le pregunté:

-  Oye, ¿se puede saber qué haces?
-  Me estoy haciendo fotos para colgarlas en votamicuerpo. Ya tengo un 8,5 de media y quiero poner una foto mejor para tener más puntuación. Voy a demostrar que soy la mejor modelo cullerense del mundo.



Se metió en el cuarto de baño y se sacó una foto medio en pelotas en las que salía el water de fondo. Le dije que la estética de la foto era pésima y que para hacer una foto buena debería buscar un fondo uniforme que cuadre en la composición y no un water o un bidet.

- ¿Pero quién coño se va a fijar en el fondo de una foto? ¡En eso sólo se fijan los frikis como tú!

Salíamos de fiesta juntos. Cuando la veía maquillarse no entendía por qué cogía la pintura de los ojos y se pintaba la raya de forma exagerada como si fuese una faraona, se hacía la raya tan larga que casi daba la vuelta a su cabeza. Le decía que no estábamos en carnavales y no era necesario disfrazarse de geisha, pero ella decía que era un ignorante por pensar eso y se reía de mí.


Pasó un tiempo y me presentó a sus amigos. Quedamos en un parque, todos aparcaron sus coches en la puerta y algunos estaban probando los equipos de música. La mayoría llevaban gorras, cadenas de oro, camisetas de tirantes, pantalones de chándal y zapatillas de deporte. Ellas iban con tops, turbantes blancos y pendientes de aros tan grandes como los de Saturno, vestían más o menos como mi novia. Todos tenían una estética gitana pero no lo eran. Sólo eran mamarrachos a los que les hubiese gustado nacer gitanos. Uno tenía en la laguna trasera de su coche una pegatina enorme de Camarón. Pensé que le interesaba el flamenco y las guitarras, pero cuando le pregunté por el flamenco se limitó a decirme: "Camarón es el puto amo, la hostia puta ya" mientras agitaba sus dedos amenazantes como si estuviese jugando a piedra papel y tijera pero siempre sacando tijera.



Yo sonreía ante ellos y me metí las manos en los bolsillos. Tan sólo deseaba que me tragase la tierra. Hablaban sobre la coca de calidad que pillaron el sábado y estaban planeando si iban a pillar para este fin de semana o qué. Entre ellos discutían quién podía sacarla a mejor precio. Yo apenas hablé, tan sólo deseaba irme de allí.

Las cosas con mi novia no funcionaban muy bien. Aunque yo tenía esperanzas en esa relación. Yo la amaba, pero no me miren raro, hay gente que ama a los delfines y nadie se mete con ellos.

La gota que colmó el vaso llegó el día que me mandaron este video por Internet. La llamé y le dije que viese el video, que era muy fuerte.


Al verlo me dijo que ella tampoco sabía que la Luna giraba alrededor de la Tierra. Le pregunté cómo no podía saber eso y ella me respondió que no era tan lista como yo, que siempre estoy hablando con palabras "técnicas" y que la dejara en paz.

Luego se conectó un rato a Internet y comenzó a escribir cosas a sus amigos como: Le ninia que mas keroooo, olee esa shulaaaa, km00jk000ier00 madre, la hauserikAAAAAAA, sa m0t0 wnA der bryaN, lidíAchuchEE tekier00’g0rdiyAA, viced0,,$,,llunAAA,, s0ys l0 mej0rrr pa siempre.

Y entonces sospeché que tras esas frases indescifrables se escondían versos satánicos y que mi novia practicaba la brujería, pero no estaba muy seguro.

Follar follaba bien, pero era bastante gilipollas y sumisa. Me contó que los novios con los que había estado se enfadaban muchísimo cuando a ella no le apetecía y como tenía miedo de perderles pues les hacía lo que querían. Por eso se extraño el día que no le dije nada cuando me dijo que le dolía la cabeza. Me dijo que su ex le pegaba cuando ella no quería follar.

- Eres tan diferente, Fredy.... -me decía mientras me acariciaba la cara.
- Y tú también -le decía mientras pensaba que en mi vida había visto a persona más estúpida -oye, cariño, ¿Cuál es tu sueño?
-  ¿Mi sueño? Despertarme algún día y ver a Camarón vivo. O mejor aún: despertarme y ser gitana. ¿Y el tuyo?
-  ¿El mío? No lo sé -y me di la vuelta en la cama.

Ahora duerme como una princesa.
Si la dejo se morirá de pena o volverá con alguno de esos garrulos que le pegaban.
Creo que lo mejor que podría hacer por ella y por mí es matarla.

Sí... es lo mejor.

¿Podrías meterte la música por el culo? (Experiencia científico-literaria)

¿Podrías meterte la música por el culo? (Experiencia científico-literaria)

 

Una amiga ya me advirtió, los jóvenes, sobre todo inmigrantes, cuando iban a la tienda de telefonía móvil en la que trabajaba no le preguntaban por los megapixels que tenía la cámara, ni por la cobertura, ni por la calidad de los vídeos. El único requisito que pedían a su teléfono era que se pudiera poner la música con manos libres. No me sorprendía mucho, cuando trabajé de promotor me pedían móviles con brújula y disparates similares.

El problema es que el pasado Martes, en un tren de cercanías, uno de esos untermenschen que tenía un teléfono con manos libres comenzó a poner su música de reaggeton a todo volumen. Al principio pensé que estaba probando su teléfono y que lo iba a apagar enseguida. Pero pasaron unos minutos y parecía que no tenía ninguna intención de apagarlo.

El resto de pasajeros nos mirábamos y todos pensábamos lo mismo, pero nadie decía nada. Lo peor es que el untermensch parecía poner la música como si el resto fuéramos a disfrutar de ella, como si nos hiciera un favor, pensaba que nos haría el viaje más ameno independientemente de que algunos llevasen un libro, sus propios auriculares o simplemente disfrutaban del paisaje. Suficiente he tenido que aguantar a los que se ponían a mi lado con unos auriculares potentes como para que ahora me venga un niñato a ilustrarme con su música de mierda.

Renfe ya quitó la música clásica de sus vagones porque según un estudio que hicieron era el servicio peor valorado de toda su red. En vez de acabar con los retrasos, poner más trenes, mejores horarios o habilitar trenes de noche durante todo el año han arreglado esa simpleza, que al fin y al cabo no era tan molesta como la música del niñato que me estaba poniendo de los nervios.

No lo pensé más. Me levanté y me acerqué a él.

- ¿Te importaría quitar la música? Estás molestando a todo el vagón.

- ¿Qué? Pues nadie se queja.

- No se quejan porque piensan que eres un Latin King que les va a sacar una navaja. Haz el favor de apagar la música si no quieres que llame al revisor para que te echen de este tren.

- Tranquilo ¡eh! Que ya lo quito...

Mientras me iba escuché decirle a regañadientes "amargao este...".

Podría haberme girado y darle una bofetada. Pero yo lo único que quería era silencio. Yo no voy en tren para escuchar reaggeton y no tengo por qué aguantar a nadie que me ponga su música, que para algo se inventaron los auriculares.

Después continué leyendo tranquilamente a mi querido Unamuno.

 

 

Experiencia místico-científica-literaria que pone de manifiesto la discriminación racial que sufrimos los negros

Experiencia místico-científica-literaria que pone de manifiesto la discriminación racial que sufrimos los negros

Hola amigos:

Como veis soy negro. Para mí esto nunca ha supuesto un problema. Estoy muy orgulloso de ser como soy. Vivimos en una sociedad muy concienciada con el racismo y la discriminación, y eso me alegra. Aquí no llegamos a la hipocresía que hay en EEUU, allí decir que alguien es “negro” es despectivo. A mí no me molesta que me llamen negro, soy negro y punto, así como tú puedes ser blanco (aunque seguro que tu piel no es blanca). A veces nos llaman personas de color (como si los demás fueran transparentes). Yo no tengo ningún problema con eso. Soy el primero que bromea y repito hasta la saciedad la coña de “Eso lo dices porque soy negro”.

Mi problema es otro. Yo sé que hay diferencias raciales. Sé que los negros tenemos las fibras de los músculos más rápidas, por eso en la final de los cien metros lisos casi todos son negros. Los blancos, por ejemplo, tienen más resistencia y son mejores en natación. Hay diferencias generales y hay que asumirlas y punto. Sin montar dramas ni guerras absurdas.

El problema es que si unos negros corren mucho ya se creen que todos los demás tenemos que correr mucho. Supongo que habrá muchos negros que nadarán mucho más rápido que otros muchos blancos. Es como decir que el hombre es más fuerte que la mujer, eso no significa que no hayan algunas mujeres que tengan mucha más fuerza que otros hombres. El problema de todo esto es la generalización. Siempre estamos generalizando y eso me ha afectado mucho en la vida.

Os lo confesaré, ya no me andaré con más rodeos: tengo la polla pequeña. Y eso para mí es un problema muy grande (pequeño en este caso). Se creen que porque sea negro ya debo tener una polla de medio metro. Vale que la media de los negros es más grande que la de los blancos, pero joder, habrá negros que la tengan más pequeña y otros más grande, como todo en la viña del señor.

Ya me di cuenta de los prejuicios que existen respecto a este tema cuando a mis 16 años virginales, cuando estaba desesperado por meterla en algún lado, estuve a punto de follarme a la guarra de la clase. Era en una cena de clase, se emborrachó, y ese día la acompañé a casa y me dijo que sus padres no estaban. Cuando entramos en el tema me bajé los pantalones y cuando me la vio y comenzó a gritar. Yo no entendía nada. Luego me señaló los genitales con el dedo y exclamó: “¡qué pequeña la tienes! ¡Y luego dirán que los negros la tienen grande! jajaja”.

A partir de ese día comenzó mi calvario. Tuve un trauma juvenil del cual no me recuperé hasta dos horas después. Desde entonces me llaman “pichacorta” y no hay nada más humillante para un negro. Cuando iba al médico por algún problema testicular el medico se reía de mi polla.

Estoy harto de que a los negros nos utilicen sexualmente. Nosotros, los negros, somos algo así como “La meca” de las blancas: “Hay que irse con uno al menosuna vez en la vida”. En la vida de cualquier blanca llega un momento en el que dicen por despecho o por curiosidad: “Voy a follarme a un negro con una buena polla”.

El problema es que nos encandilan, nos hacen creer que nos quieren, pero luego solo nos quieren sólo por nuestro sexo. A mí me han engañado muchas veces. Muchísimas mujeres me han abandonado al ver el tamaño de mi sexo. Se creían que yo era un consolador con patas que les iba a dar satisfacción porque tenían el coño tan abierto que una polla normal ya no las satisfacía.

Es por eso que mañana iré al cirujano para hacerme un implante de polla. Quiero ser un negro normal y corriente. Sin discriminaciones. Sin que me humillen.  La gente no ha entendido que los negros no sólo somos un pene… también tenemos una lengua con la que expresar sentimientos.

Microrrelato autodestructivo de corte metafísico y (como no podía ser de otro modo) científico-literario que habla de la necesidad de tener unos objetivos coherentes en la vida para no quebrar tu voluntad y no traicionarse a sí mismo y, de este modo, poder vencer a todos nuestros fantasmas interiores, incluida la vocecita del académico pedante que suena en nuestra cabeza y nos dice que un relato no puede ser más corto que su propio título

Aquel bombero estaba tan harto que pidió que lo incenerasen al morir

En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos...

 

Nota a pie de imagen: Aquí vemos una fotografía de Jesucristo, cuyo lema es: Acepta a Jesucristo. Sus ofertas son irrechazables. En la imagen vemos a una prostituta diciendo: "Por veinte euros te la chupo" a lo que Jesucristo le contesta: "Solo llevo 5 ¿qué me haces por ese precio?"

En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: "No toleréis que nadie cuando os vea os pregunte: ¿Qué te cuentas? Pues vosotros sabéis todo de vosotros mismos y no es necesario que os contéis, a vosotros mismos, lo que ya sabéis. Ayudad al leproso, al paralítico, e intentad llevad a la senda de bien a las prostitutas, drogadictos y todos esos que les guste Amelie y la música de Pignoise, pero ignorar la pregunta del diablo: ¿qué te cuentas?"

En el Reino de los Cielos nadie pregunta a otro qué te cuentas, en el Reino de los Cielos, en reino de mi padre, se pregunta si viste el partido de ayer o si crees que este año ganaremos la liga, pero nada de preguntas vacías y sin fundamento.

Yo os digo que os améis los unos a los otros como yo os he amado, en el sentido de que os hagáis el bien, eh, que nos conocemos, nada de mariconeos y tocamientos, eso que cada uno lo haga en privado. Conocida es mi afición de frecuentar con prostitutas, leprosos y cobradores de impuestos, es decir: con la gente que todo el mundo odia, por eso estoy con vosotros, cabrones. Por eso si ahora mismo hubiera algún que otro terrorista entre nosotros también hablaría con él, y lo que es mejor: le perdonaría sus pecados. Y si hay algún gay tampoco pasa nada, yo mismo, con mis manos milagrosas los casaría, pues ellos también sienten el amor de Dios.

Sé que promulgo el perdón de los pecados y os prometo la vida eterna con eso de que pongáis la otra mejilla si os dan una bofetada. Eso es divertido. Pero creo que no resulta muy efectivo, he pensado que debéis de montar una institución que vele por el bien y el orden. Se podría llamar algo así como "La Santa Inquisición" y en mi nombre os doy permiso para quemar brujas, herejes y todo aquel sospechoso de practicar la sodomía y la concupiscencia. Y si algún día os cansáis de quemar personas pues las hacéis de cartón y los llamáis ninots. La fiesta se podría llamar las Fallas y me gustaría que la hicierais en honor de mi padre, el adoptivo digo, el bueno de San José, que siempre le perdonó a mi mamá que le pusiera los tochos, pobrecillo.

Y ahora que estamos aquí reunidos, vosotros doce y yo, os voy a pedir que me traigáis unas vasijas de agua que las voy a convertir en vino. Sí, sí, habéis oído bien: ¡Vino! ¡Esta noche habrá botellón!

Pero antes, tranquilos, amigos, tranquilos, os quiero contar un chiste"

Entre los discípulos hubo caras de preocupación que difícilmente disimulaban. Uno de los doce exclamó "¡otra vez no, por favor!".

"Esto es un borracho que le dice a su padre, papá, papá, dame tu herencia que quiero gastármela en putas, y el padre le dice: pero hijo, cómo te voy a dar la herencia si todavía estoy vivo, y contesta el hijo: porque si tengo que esperar a que mueras ya no se me levantará y no podré irme de putas. En esto que el padre le da el dinero, este se va, se lo gasta todo en putas, vuelve, y le dice, papá, papá, me lo he gastado todo en putas y luego he pasado hambre por ahí, ya no me des más dinero, sólo trátame como a un sirviente tuyo, y el padre le monta una fiesta, matan al cerdo mejor cebado, el hermano de él se pone celoso porque por él nunca han matado un cerdo y le dice al padre: ¿Por qué por mí nunca haces nada y ahora que viene este putero le celebras una fiesta? Y el padre le contesta: Esto no es una fiesta por él, esto es una fiesta para celebrar lo mucho que nos vamos a reír viéndole trabajar jajajajaja".

Los discípulos se miraron entre ellos, no les resultaba gracioso el chiste, pero fingieron la risa para quedar bien con su maestro. Mateo le comento a Lucas que si algún día escribían una biografía sobre su maestro deberían ocultar para la historia su faceta de contador de chistes malos y deberían darle un giro a sus historias y decir que eran parábolas para explicar enseñanzas espirituales.

"Y ahora, queridos amigos, comencemos con el botellón. Pero hoy molaría jugar a algo muy divertido para beber. Os voy a enseñar un juego, se llama yo nunca..."

- Ya sabemos jugar, imbécil -se oyó una voz entre los discípulos.

"¿Quién ha dicho eso? ¡Qué me ponga la otra mejilla si tiene huevos!"

Ambos se ensalzaron en una pelea absurda, los dos mostraban su mejilla y le decían al otro: pégame, pégame.

Acabada esta trifulca comenzaron a jugar al yo nunca. Santo Tomás, que siempre era el que más dudas tenía, comenzó el juego.

- "A mí nunca me han dado por el culo".

Los doce discípulos y el maestro bebieron un trago de vino.

 

A ciegas

A ciegas

“Demócrito de Abdera se arrancó los ojos para pensar;
el tiempo ha sido mi Demócrito”
J. L. Borges


Estrella paseaba por la calle. Eran las seis de la tarde de un martes de abril. Había quedado con su amiga Verónica para tomar un café en la Plaza Mayor. Estrella era esteticista y había terminado su jornada laboral. Se pasaba el día trabajando en un salón de belleza. Era una de las mejores especialistas en cuidados del cutis, toda su clientela estaba satisfecha con el trabajo que ella les hacía porque era capaz de sacar lo mejor de un rostro, de limar sus imperfecciones y hacer que todas salieran mucho más guapas del salón de belleza en el que trabajaba.

Verónica esperaba sentada en la mesa que siempre ocupaban, al lado de la gran vidriera en la que estaba inscrito el nombre de la cafetería con letras curvadas: Café Aleph. Estrella abrió la puerta de la cafetería y mientras sonaba el tintineo el camarero le dio las buenas tardes.

- ¿Lo de siempre Estrella? –preguntó el camarero.
- Claro que sí, Jorge.

Estrella y Verónica se saludaron con dos besos. Dejó su bolso y su chaqueta en el respaldo de la silla y se sentó. Verónica tenía una belleza que destacaba por encima de la Estrella. Llevaba generosos escotes, su mirada era penetrante y sus labios lucían un rojo intenso que hacía que no pasará inadvertida. Estrella, sin embargo, era más escueta. Tenía una belleza natural adorable y pese a ser esteticista siempre era la sombra de Verónica en las fiestas. Era más reservada y tímida, pero el contraste que hacía con Verónica, que tenía un don de gentes extraordinario que la hacían el centro de atención, la relegaban a un segundo plano.

Hablaron de sus cosas. De cómo les había ido el día. Mientras tanto, miraban a la gente pasar a través del cristal.

- ¡Mira que chico tan guapo! –exclamó Verónica.

Estrella se giró y lo observó. Y suspiró.

- No sé cómo lo haces. Tú has tenido la oportunidad de estar con muchos chicos que te han querido y los has rechazado a todos –dijo estrella.
- Ninguno valía la pena –dijo mientras se encendía un cigarrillo muy segura de sí misma.
- ¿Ninguno? Fidel era un buen chico, estaba realmente enamorado de ti.
- Fidel era un pelmazo.
- ¿Un pelmazo? ¡Pero si te trataba como a una reina!
- Sí, di todo lo que quieras, pero aparte de eyaculador precoz era un gilipollas.

El camarero dejó dos cafés en la mesa y ellas le dieron las gracias.

- No sé por qué has despreciado tantas oportunidades. Ya me gustaría a mí tener a un chico que no me quiera para una sola noche –dijo Estrella.
- ¿Ah sí? –Sonrió maliciosa Verónica– ¿Tienes ganas de estar con un chico?
- Bueno, no estaría mal… -dijo Estrella no muy convencida.
- Si quieres te puedo organizar una cita a ciegas.
Estrella estalló en una carcajada.
- ¡Eso de las citas a ciegas está muy visto!
- ¿Muy visto? Pero es la mejor forma de conocer a un chico partiendo de cero.
- ¿Y si fuera una cita a ciegas pero completamente a ciegas?
- ¿Qué quieres decir? – preguntó Verónica extrañada.
- Pues quedar a ciegas. Completamente a oscuras. Sin vernos.

Verónica la miró como si estuviese loca durante unos segundos, sin pronunciar palabra. Entonces cambió el semblante de su rostro.

- ¡Es una idea genial! ¡Es de lo más excitante! Imagínate, quedar con un chico y sólo poder comunicaros con la voz y con el tacto. ¡Qué bonito!
- ¡Es buenísima la idea!
- Yo te puedo conseguir una cita con alguien.
- ¿De verdad?
- Sí, claro. ¿Pero tú estás segura?
- Claro que sí. Me gustaría hacer una locura más en la vida. Si ya he fracasado otras veces de forma convencional qué más dará. Además, puede ser divertido.
- Pues estos días buscaré una cita para ti y te llamaré.


Días más tarde Estrella recibió una llamada. Era Verónica. Había encontrado un chico dispuesto a quedar a ciegas con ella. Le dio una dirección de una casa en la Avenida Pearson de Barcelona. Se citarían allí el viernes, con las persianas completamente bajadas y sin luz alguna. Según dijo Verónica esa no era la vivienda del chico sino una simple casa que compró, por lo que sería un terreno más o menos neutro. Estrella al principio estaba asustada ante la idea, pero Verónica le dijo que confiara en ella, que era un chico de fiar y que lo pasaría bien.


Estrella se miraba al espejo, estaba poniéndose guapa, estuvo varios días pensando qué ropa iba a ponerse para quedar con el chico misterioso hasta que esa misma tarde del viernes lo decidió. Comprobó cada uno de los detalles en el espejo varías veces, hasta que al final dijo en voz alta:

- Parezco tonta, estoy arreglándome para una cita en la que no me van a ver.

Llegó a la Avenida Pearson en su coche. Aparcó cerca del número que le había dicho. Salió del coche y vio que era una calle llena de mansiones de lujo. Se acercó a la puerta número 7 y llamó al timbre. Ella esperaba una respuesta pero la puerta se abrió sola. Atravesó el umbral de la puerta y vio un jardín inmenso, unas palmeras, una piscina enorme, era una casa impresionante. Se quedó asombrada. Siguió por el camino que conducía hasta la puerta de la mansión. Al llegar encontró una enorme puerta blanca entreabierta. La empujó y siguió adelante.

- ¿Hola? ¿Se puede? –preguntó Estrella.

Todo estaba oscuro. No había ninguna luz encendida. Cerró la puerta tras de sí y se quedó completamente a oscuras. Por un momento tuvo miedo. Pero siguió adelante unos pasos.

- ¿Hola? ¿Hay alguien?
- Adelante, pasa –dijo una voz cálida y varonil que parecía próxima.
- Es que no quiero tropezar con nada.
- Tranquila, no hay muebles en la entrada, acércate a mi voz.

Avanzó unos pasos más.

- ¿Tú debes ser Estrella verdad? – preguntó el chico ahora en una distancia muy próxima.
- Sí, soy yo. ¿Y tú cómo te llamas?
- Me llamo Helios.
- Encantada.
- ¿Nos damos dos besos?
- Sí, claro. Espera.
- Por aquí, estoy aquí, ten cuidado, me acerco yo.

Se escuchó el sonido torpe de dos besos.

- Esto es una locura ¿verdad? –preguntó Estrella.
- ¿Y qué no lo es? – Respondió Helios – Antes de cerrar las persianas he preparado café, ¿quieres un poco?
- Sí, gracias.
- Espero no derramarlo.
- ¿A qué te dedicas?
- Mejor sin preguntas.
- ¿Cómo que sin preguntas? – preguntó extrañada Estrella.
- ¿No has visto Casablanca?
- No.
- Bueno, es igual. Prefiero que tratemos de ser nosotros mismos, de hablar de nosotros sin que digamos a qué nos dedicamos, ni cuántos años tenemos, ni de dónde somos, ni lo que nos gusta hacer y lo que sabemos. No quiero hablar de esas cosas que en realidad no dicen nada de nosotros.
- Me parece estupendo –contestó Estrella.
- Lo que sí me gustaría saber es cómo es tu cara. ¿Puedo tocártela?
- Venga.

Oscuridad y silencio.

- Tienes la cara suave.
- Sí, es que soy est..
- Shhh, no quiero saber a qué te dedicas.
- ¿Puedo tocarte yo la cara?
- Claro.

Más oscuridad y silencio.

- Me gusta tu voz y tu cara. Eres dulce.
- Gracias.
- ¿Y qué piensas de esto?
- Solo hay una respuesta a todas las preguntas.

Entonces en la oscuridad se escuchó un beso. Una respiración acelerada y más besos, ese sonido de los bocas que se juntan similar al que hacen los macarrones cuando los mueves.

En el café Aleph Verónica bebió un sorbo de café y estalló.

- ¿Me estás diciendo te acostaste con él y en ningún momento os visteis la cara?
- Sí.
- ¿Pero tú estás loca o qué?
- No, fue muy especial.
- ¿Y si es un monstruo?
- No lo creo. Tiene una voz impropia de un monstruo. Pero una cosa… ¿Tú no le conocías? ¿Tú sabrás cómo es no?
- En realidad… no le he visto, digamos que es un amigo de una amiga.

Helios y Estrella volvieron a verse. En sus citas no se hacían apenas preguntas. Eran dos desconocidos que se amaban. Ella estaba fascinada por el trato que él le daba. Era misterioso y se comportaba como un caballero. Su tono estaba lleno de amor e inspiró en ella una pasión semejante. No la juzgaba y no le pedía cuentas por nada. En cada cita él le regalaba un ramo de flores que ella no podía ver en el momento, pero sin verlas pensaba que eran las flores más bonitas del mundo tan sólo con olerlas. Decidieron no verse para no romper la magia que se había creado. Ella salía de la casa primero, con su ramo de flores que podía contemplar al salir, que siempre era más bello de cómo se había imaginado. Hasta que ella no se iba con el coche él no salía. Era un juego absurdo pero divertido.


En el Café Aleph Verónica no daba crédito.

- ¿Todavía no os habéis visto? ¿Qué me estás contando?
- Él dice que es mejor así. Que si nos vemos se perdería la magia.
- ¿No has pensado que igual es horrible?
- Puede ser, pero no me importa.
- ¿Cómo que no te importa? Te estás acostando con un tío que no sabes ni cómo es. Yo de ti, mientras él duerme, cogería una linterna y le enfocaría la cara para ver cómo es. No puedes estar así. Igual es alguien en busca y captura o un famoso asesino. ¡No te puedes fiar de él!
- ¿Sabes lo que te digo? Que en realidad me da igual cómo sea. Le quiero. Es el único chico hasta el momento que me ha hecho feliz, que me hace sentir plena, que me lo da todo, aunque sólo sea a oscuras. Me siento bien a su lado, siento paz cuando estoy con él y no pienso en nada más. No quiero que me metas en la cabeza dudas.


En la siguiente cita Estrella le preguntó a Helios si podía verle, le dijo que ya llevaban tiempo citándose y tenía curiosidad por verle y que ya iba siendo hora.

- ¿Por qué deseas verme? –Dijo Helios- ¿Tienes alguna duda de mi amor? ¿Hay algún deseo que veas insatisfecho? Si me vieses, quizá me temieses, quizá me adorases, pero lo único que yo deseo es que me ames. Prefiero que me ames como a uno más.
- ¿Qué pasa? Si eres feo no me importará, de verdad, te quiero seas como seas.
- Si me quieres sea como sea entonces de nada sirve que nos veamos. Nada va a cambiar y mejor que permanezca así, en un estado de amor puro.

Por la noche, cuando dormían, ella se levantó de la cama y abrió su bolso. Allí guardaba una linterna que había guardado expresamente para ese momento. Él dormía profundamente. Encendió la linterna y apuntó a sus pies. Fue subiendo poco a poco, y veía que tenía un cuerpo precioso, como el de un ángel y justo cuando fue a apuntarle a la cara él la cogió de la muñeca bruscamente y apartó la linterna que cayó al suelo.

- ¡Qué coño haces!
- Nada.
- ¿Es así como pagas mi amor? ¿Eres capaz de suponer que soy un monstruo?
- No, lo siento, es que una amiga me hizo dudar.
- Pues vete con tu amiga, cuyo consejo juzgas preferible al mío. No confías en mí. Y yo no puedo seguir así. Mi mayor castigo va a ser dejarte para siempre. El amor no puede convivir con la sospecha. ¡Sal de esta casa!

Llorando recogió sus cosas y salió de allí. Estaba descompuesta y destrozada.

En el Café Aleph Estrella le contó lo sucedido a Verónica.
- Dame su número, por favor, necesito llamarle y pedirle perdón. Fue un error dudar de él.
- Es que la cita la hizo una amiga mía, yo no tenía el número de él.
- Pues llama a tu amiga y consíguelo, por favor, necesito hablar con él y decirle que lo siento. Le quiero de verdad, le amo, quiero decírselo, quiero pedirle perdón por haber dudado de él.
- Veré lo que puedo hacer.

Una vez en casa Verónica buscó en su ordenador las conversaciones guardadas. En ella estaría la charla de aquel chico de la página de contactos al que endosó a su amiga. No sabía qué rostro tenía pero la felicidad de su amiga le había hecho despertar su curiosidad. Al final encontró el número de Helios y le llamó.

- Hola Helios, soy Verónica, la amiga de Estrella… sí … fui yo la que os citó … que ya me he enterado de todo lo que ha pasado … pero no te preocupes … yo sabía que la cosa acabaría así. ¿Estrella? … está muy bien… está saliendo ahora con otro chico y está de lo más bien. No es una chica de fiar, así que hiciste bien en deshacerte de ella… oye, me gustaría hacerte una pregunta, ¿Te gustaría quedar conmigo en la casa? Me han hablado tan bien de ti que tengo curiosidad por conocerte. Además, seguro que yo te puedo enseñar muchas más cosas que la modosita de Estrella… yo estoy mucho más buena que ella… ¿Hola? ¿Hola? ¿Estás ahí?

Estrella, desesperada, fue a la casa en la que se citaba con Helios con la esperanza de verle. Al llegar le invadió la tristeza al comprobar que la casa estaba en venta. Llamó al número del cartel y se puso una oficina inmobiliaria, al preguntar por el dueño le dijeron que no podían facilitarle datos del antiguo propietario y que la inmobiliaria ya había comprado la propiedad.

Se fue a pasear sola por la ciudad en un intento inútil de encontrar a una persona que nunca había visto.

- Sé que estás ahí – gritó en medio de una plaza – sé que andas por alguna parte. Te encontraré, aunque no pueda reconocerte por tu rostro, aunque no te haya visto antes te reconoceré por la voz y por tu esencia, te reconoceré por lo que eres tú y no por lo que aparentas. Sé que antes o después escucharé tu voz y serás inconfundible, sé que te reconoceré porque te habré escuchado y desde hoy estaré siempre atenta a lo que digan, a lo que sienta mi corazón porque nunca nadie me lo hará latir si no son con palabras como las tuyas.

 

La mujer que quiso inventar un color

La mujer que quiso inventar un color

Paloma no tenía límites. Para ella no existían los muros ni las fronteras. Ella nadaba en las aguas de la libertad y con frecuencia visitaba las fronteras del Universo para ver cómo iban las obras de expansión.

Una vez, en pleno delirio creador, se planteó la idea de crear un nuevo color que ningún ojo humano hubiese visto antes. Comenzó a mezclar colores, pero todas las tonalidades que conseguía ya eran conocidas. Investigó sobre el tema y se dio cuenta de que jamás podría conseguir su propósito a no ser que consiguiera que el ojo humano consiguiese ver más allá de los límites infrarrojos y ultravioletas. Todos los colores existentes se hallaban en el espectro de una gota de agua y ella no podía cambiar la capacidad visual del ojo humano.

Deprimida se fue a un lugar lejano. Le gustaba ir a los confines del Universo para ver cómo continuaba la creación. Le encantaba saber que su propio universo no tenía límite, que crecía sin más, que su frontera aumentaba, que el espacio aumentaba, que la explosión continuaba y que nunca se detendría. Allí se sentía en contacto directo con Dios y con el nuevo mundo. El tiempo se creaba a su paso y hacía surf sobre la ola explosiva que se abría paso entre la nada.

A su vuelta, Paloma, tuvo una nueva idea. Se acordó de los comerciantes mesopotámicos que en su día tuvieron que utilizar pequeñas piezas de arcilla para representar mercancías. Pensó en esos auténticos genios que decidieron representar con pictogramas las palabras e inventaron símbolos que equivalían a verbos. Se acordó de todos esos que pensaron que la cultura debía transmitirse de forma escrita. Le hubiese encantado conocer a todos aquellos que inventaron las escrituras cuneiformes que se expandieron por toda Asia, pasando por India hasta llegar a Creta y desde el mar Negro hasta Arabia. Aunque una de las primeras cosas para las que se utilizó el lenguaje escrito fue para escribir leyes y delimitar a la gente. Pero no eran ellos los que le interesaban. Paloma prefería a los fenicios, que fueron los primeros en asignar un signo individual para cada sonido consonante. Quería saber quienes fueron esos que asociaron 22 letras para el alfabeto fenicio y arameo, o los que crearon las 30 letras para el alfabeto cuneiforme de Urgarit y para el sur de Arabia, esos que luego las adaptaron a formas lineales para escribir más fácilmente sobre los papiros…

Quería conocer a esos griegos que adaptaron el alfabeto fenicio e inventaron las vocales, quería conocerlos porque ellos fueron los primeros poetas, los que hicieron la verdadera creación. Son los que no tuvieron límites porque tuvieron la idea literaria más grande de todas, la que primero se enseña en las escuelas. Ella admiraba con veneración a esos héroes anónimos que hicieron posible la literatura.

Paloma, empeñada en seguir con su creación sin límites se fijó en las letras. No entendía por qué unos sonidos con la boca tenían su equivalente en letra y otros no. En realidad pensaba que todas las letras eran absurdas. Pensaba en la L y la repetía: Ele, ele, ele… recreándose en la posición que adoptaba la lengua para que se formara ese sonido. Era tan absurdo como fascinante. ¿A quién se le ocurriría la idea de poner ese símbolo a esa forma de la lengua?

Luego pensó en la B. Y comenzó a emitir una B larga con sus cinco vocales, recreándose también en esa forma absurda que adoptan los labios para que la be, suene como como una B.

¿Pero cuántas posiciones diferentes podías adoptar con tu boca? Se podían hacer una infinidad de sonidos diferentes con la boca que todavía no tenían equivalente en letra.

Y en ese terreno Paloma quiso diseñar su obra innovadora. Entonces se centró en crear una nueva letra para una posición de la boca que emitía un sonido cuando iba acompañado de una vocal. Y Paloma pensó en el beso. El beso acompañado por una A, por una E, por una I o por una O. Era perfecto. El beso todavía no tenía una letra y ella la iba a crear.

Y así fue como Paloma dibujó su beso y así fue como creó su letra. Se sintió muy satisfecha por su logro y quiso que las academias lingüísticas de todos los países la utilizaran para inventar palabras. Pero en las academias no aceptaron su propuesta, le dijeron que ya tenían letras suficientes para crear nuevas palabras y no era necesario añadir más. En pocas palabras le dijeron que lo que pretendía era un disparate.

Y aunque su letra nunca fue reconocida ella siempre se sintió orgullosa de su creación.

La pena es que nunca pudo utilizarla para sus escritos porque nadie entendía ese símbolo.

Y yo tampoco les puedo enseñar la obra de Paloma con este obsoleto teclado.