Fredythustra (El primo de Zarathustra) caminaba por las aceras de Cullera pensando en cómo afectaba a la población el consumo masivo de horchata y de naranjas, y en cómo afectaba al cerebro la exposición prolongada de los oídos a las mascletás, cuando, de pronto, habló así a su corazón:
El ser humano es un animal ridículo. Nos creemos el centro del universo, la última creación de Dios o la inteligencia personificada. Pero cada día los telediarios y los periódicos nos dan cientos de nuevas razones para confirmar que nuestra extinción es lo mejor que nos puede pasar y que la inteligencia, en caso de existir, brilla por su ausencia.
Basta con que tengamos hambre para demostrar que instintivamente estamos corruptos. Las leyes están para imponer cierto temor al hombre y para que obre según unos parámetros mínimos de convivencia. Me gustaría que hicieran una prueba experimental: que durante un tiempo quitasen las fuerzas del estado de un país, que vivamos sin policía, ni guardia civil, sin jueces y sin cárceles. De buen seguro que la gente saldría a las calles y comenzarían saqueos masivos en las tiendas, y cada cual robaría las cosas que nunca ha podido comprar. También se cometerían asesinatos indiscriminados, venganzas y torturas. Los pederastas saldrían de su armario sin ningún miedo. Los violadores darían rienda suelta a sus instintos y se follarían a la vecina con la que siempre han soñado cuando se masturbaban. Los jóvenes sin vivienda por fin podrían ocupar los cientos de miles de apartamentos vacíos que hay en la costa y que tan sólo sirven para especular con el alquiler durante los meses de verano.
Veríamos la verdadera esencia humana, descubriríamos que realmente somos monstruos que el estado ha domesticado para convertirnos en hormigas obreras que trabajan para enriquecer a las hormigas reinas (los ricos) a cambio de una mínima parte del dinero que has generado con tu sudor.
De lo único que se preocupan los hombres es de tratar de meter un palo en un absurdo agujero y las mujeres tan sólo se preocupan de que cierto hombre les meta su palo en su absurdo agujero.
Cuando un absurdo palo y un absurdo agujero cohabitan muchas veces durante muchos años, sus dueños deciden sellar un pacto de honor para que sus absurdos palos y agujeros se cohabiten hasta que la muerte los separe. A esto lo llaman matrimonio. Cuando se celebra un matrimonio los propietarios del agujero y del palo invitan a más humanos con sus respectivos palos y agujeros para que presencien la ceremonia y estos suelen llorar de emoción cuando se enlazan.
Los matrimonios son útiles porque de este modo saben que tendrán para siempre un absurdo agujero donde meter su palo y eso les estabiliza. Cabe destacar que en el pacto de honor hay una cláusula en la que se menciona la fidelidad a los respectivos palos y agujeros; así, la dueña del agujero se asegura de que el dueño del palo no busque otros agujeros en los que introducir su palo porque teme que al propietario del palo le guste más el nuevo agujero y nunca más acuda a abonar la semilla que tanta felicidad les proporciona.
Por otro lado, el propietario del palo se asegura de que la propietaria del agujero no se vaya a buscar otro palo y, lo que es peor, que sea más grande que el suyo.
Huelga decir que estos pactos de honor casi nunca se cumplen, o al menos está comprobado que el propietario del palo deseará eternamente otros agujeros. Otra cosa es que no los consiga.
Lo más curioso de todo esto, es que esta unión absurda entre palos y agujeros puede provocar que nazca otra criatura con otro palo u agujero.
¿Esto qué significa?
Que las personas inteligentes que piensan en algo más que en meter su absurdo palo en un absurdo agujero nunca firmarán un pacto de honor y mucho menos van a dejar descendencia.
¿Todavía no sabes qué significa?
Que los humanos inteligentes que no se preocupan tan sólo por los palos u agujeros nunca van a tener descendencia.
¿Qué pasará entonces?
Qué solo los seres retrasados van a dejar descendencia en el mundo.
¿Esto qué consecuencias tendrá en el futuro?
Que la humanidad cada vez va a ser menos inteligente, que nunca nos superaremos, que nunca llegaremos a ser la gran especie del universo, que vamos directos a la autodestrucción.
¿Cómo podríamos solucionar esto?
Es muy sencillo, se debería practicar la eugenesia selectiva. Cada cual debería mirarse al espejo y preguntarse: ¿Una persona como yo merece tener un hijo? ¿Soy lo suficientemente inteligente como para crear a un ser igual o mejor que yo? Si la respuesta es que sí, adelante, procrea. Y si la respuesta es que no, quédate quieto, no sigas, córtate tu palo, tápate tu agujero, esterilizate,
suicídate , pero no te permitas tener un hijo.
¿Qué desventajas tiene este método que has propuesto?
La principal desventaja es la poca fiabilidad de las respuestas que cada uno sé dé a sí mismo. Así, podemos encontrar que el necio suele autoengañarse mucho, e incluso sabiendo que no es apto para la procreación dice que sí lo es. Aunque hay casos muchos más extremos, donde ya no se autoengañan, sino que hay necios que tienen la absoluta certeza de que son aptos para procrear. Estos casos son los más frecuentes en España.
Por otra parte, los seres inteligentes y aptos para la procreación también suelen mentirse. Debido a su nivel de autoexigencia creen que hay gente superior a ellos que merecen procrear. También, debido a la suma inteligencia que los caracteriza, piensan que tener un hijo es un trabajo absurdo, un gasto inútil y que no merece la pena perder el tiempo en educar a otra bestia.
¿A dónde nos lleva todo esto?
Esto nos lleva, inequívocamente, a la degradación de la especie y a la extinción definitiva. No hay vuelta atrás.
Muchas gracias por vuestra atención.
Así hablo Fredythustra (el primo de Zarathustra)
7 comentarios
Karla de Carlo -
Me gusta tu humor.
mz -
ornitomono -
Anónimo -
Lo has dicho medio en coña, xo sería ideal que antes de tener un hijo, todo el mundo se planteara estas cuestiones...el mundo mejoraría mucho y no habría tanta gentuza, peero como por gracia o por desgracia somos libres de hacer y de crear (perdón por la expresión a los creyentes...) lo que queramos, seguiremos legando unas generaciones medio analfabetas, y con genes mutados...salud!!
el_Vania -
Somos la peor plaga que hay. Y aún así seguimos creyéndonos los mejores y todo eso. Y al fin y al cabo se resume todo en lo que has explicado. Palos y agujeros.
Triste... no sé que más añadir porque ya lo has dicho tú todo.
Damien -
Efectivamente, el ser humano es capaz de las más grandes proezas y de las más bajas y autodestructivas acciones.
La Madre Naturaleza sin embargo, actúa sin dobleces, ni condicionamientos. Es salvaje, pura y tranparente. Si quiere erupcionar volcanes, lo hace, si maremotos, también. etc. y así muestra su lado más destrutor, pero regenerador.
Su lado amable lo vemos en tiempos apacibles y en como acoge en su seno, sin discriminación a todo bicho o planta viviente.
Lástima que el que se supone su habitante más evolucionado e inteligente la esté cagando constantemente, no sólo dentro de su misma especie, sino también fuera.
Cuando esté con el agua al cuello y no tenga donde agarrarse, creo que ella le hará el mejor corte de mangas de su vida; cambiará su vestido y fisonomía y puede que el Sapiens no la habite nunca más.
Jejeje, tu firma está muy, pero que muy "aguda".
Carol -
Aun asi no a todos los agujeros les preocupa tener un palo ni a todos los palos un agujero. Ironicamente son los que deberian enlazarse entre ellos