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En Tierra Firme

La puerta mágica (relato audiovisual)

La puerta mágica (relato audiovisual)

El teléfono móvil que estaba encima de la mesa sonó con la melodía de un mensaje. Se escucharon unos pasos que se acercaban. Era Óscar. Cogió el móvil y miró la pantalla.

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Sofía amor:
"Cmo esta mi niño? Pasate a las 12 x mi ksa. Bsos"


Óscar se metió el teléfono en el bolsillo. Avanzó por la estancia hacia el perchero. Cogió una fina chaqueta y se la puso sin dejar de caminar. Hizo mutis por el pasillo. Se escuchó un tintineo de llaves. Una puerta se abrió y unos segundos después se cerró de un portazo. Después se escuchó el silencio.

 

LA PUERTA MÁGICA


La primavera había llegado. Los árboles de la avenida peatonal estaban poblados de hojas. Unas palomas se comían las migas de pan que una anciana tiraba desde un banco, y unas moscas revoloteaban sobre una mierda de perro que estaba en medio de la acera.

Óscar caminaba cabizbajo por la avenida. Miró su reloj sin perder el ritmo de sus pasos. Las 11:35. Luego volvió a fijar su mirada en las baldosas que pisaba. Pie izquierdo, pie derecho, pie izquierdo, pie derecho... lo mismo de siempre.

Óscar levantó la cabeza y vio a lo lejos algo raro en medio de la avenida. Hizo un gesto de extrañeza y siguió caminado. A medida que se acercaba pudo ver con más claridad qué era aquello. Se trataba de una puerta. Estaba en medio de la avenida. Tenía un pequeño marco pero no había ningún muro a los lados. Era bastante más alta y ancha que una puerta casera y tenía el travesaño arqueado. Parecía un arco del triunfo en miniatura.

Óscar se acercó a la puerta con pasos inseguros. Miro a un lado y a otro. Allí cerca estaba la anciana sentada en el banco y dando de comer a las palomas.

Óscar miró la puerta estupefacto como si fuera la cosa más absurda que había visto en la vida. Dio una vuelta alrededor de ella. Parecía que trataba de comprender por qué habían colocado una puerta tan inútil allí.

Trató de abrir la puerta por la parte contraria a la que había llegado. Giró el pomo pero estaba bloqueado. Dio la vuelta y miró el pomo opuesto. Se agachó y se percató de que tenía una cerradura. Aún así, sin muchas esperanzas, trató de abrirla. Al empuñar el pomo se dio cuenta de que en ese lado había colgado un pequeño letrero colgado que decía:

Esta es una puerta mágica, si la atraviesas llegarás al lugar que deseas.


Óscar miró el letrero con los ojos abiertos como platos. Lo releyó más de veinte veces. Miró a su alrededor; no había nadie por allí en ese momento, tan sólo la anciana de las palomas ajena a todo.

Se quedó absorto. Miró asustadizo a su alrededor. Vio a una pareja de transeúntes que se acercaban y se inquietó. Al llegar a su altura él fingió indiferencia, como si estuviese allí por casualidad. Miró de reojo cómo se alejaban. Cuando ya estuvieron lejos se acercó a la puerta y releyó el letrero mientras se rascaba la barbilla con el ceño fruncido.

Trató de girar el pomo de la puerta de forma suave. Al no poder abrirla se impacientó y giró el pomo repetidas veces como un maniático claustrofóbico que se había quedado encerrado en un cuarto oscuro. Apoyó un pie sobre la puerta para hacer palanca y forzarla. Pero era inútil. Desistió y retrocedió un paso. Tenía la respiración acelerada. Preso de la rabia propinó un puñetazo a la puerta y se hizo daño. Se miró sus nudillos. Los tenía raspados y sangraba levemente. No se le ocurrió otra cosa que limpiarse los nudillos con su camisa blanca.

Óscar se quedó inmóvil. Miraba la puerta y pensaba cómo podría abrirla. La anciana del banco tiraba pan a las palomas y se puso a hablar con ellas. Óscar la miró como si estuviera loca. Luego miró la puerta con deseo. Después se dio cuenta de que unos obreros estaban trabajando en una casa cercana. Salió corriendo hacia allí. Había un gran montón de ladrillos sobre un palé. Se acercó con cuidado y cogió un ladrillo enorme y volvió hacia la puerta.

Dejó el ladrillo delante de la puerta. Se remangó la camisa y los pantalones. Separó las piernas. Cogió el ladrillo y con todas sus fuerzas lo estrelló contra la cerradura. La puerta no cedió ni un solo milímetro. Óscar se enfureció y cogió el ladrillo con mucha más rabia y lo volvió a lanzar con tan mala fortuna que rebotó y cayó sobre su pie izquierdo. Oscar se agarró el pie dolorido. Tenía el rostro desencajado de dolor.


Pronto la avenida comenzó a llenarse de gente. Óscar estaba sentado y apoyado en la puerta. Llevaba los botones superiores de su camisa desabrochados. Se había quitado el zapato y el calcetín. Tenía manchas de sangre de sus nudillos por toda la ropa.

La gente pasaba de un lado a otro sin importarle la puerta ni el vagabundo que estaba sentado en ella. Apenas lo miraban de reojo y atravesaban ese muro invisible que separaba ambos lados de la puerta. Los transeúntes que caminaban rectos y se topaban con la puerta de cara simplemente la rodeaban y continuaban su camino. Óscar se quedó allí sentado contra la puerta y con la mirada perdida. Parecía fuera de sus cabales.

De pronto el sonido de su teléfono le hizo volver al mundo real. Lo sacó de su bolsillo y vio el nombre de Sofía en la pantalla. Óscar miró el reloj de su muñeca sin descolgar el teléfono. 14:34 . Se levantó con dificultades por culpa del pie dañado. La melodía del teléfono era la canción "We are the champions" de Queen. Óscar volvió a leer el letrero de la puerta muy serio. Suspiró lentamente. Miró a su teléfono durante unos segundos y después colgó. Volvió a mirar el letrero y con rabia lo arrancó y se lo metió en el bolsillo.

Se hizo de noche. Óscar se sentó debajo de un árbol que estaba enfrente de la puerta. No dejaba de mirarla. En sus manos tenía el cartelito que había arrancado. Le daba vueltas y vueltas con los dedos y de vez en cuando lo leía.

Esta es una puerta mágica, si la atraviesas llegarás al lugar que deseas.


Alzó la vista y vio a la anciana de las palomas levantarse de su banco. Llevaba todo el día allí dando de comer a las palomas. Ambos se cruzaron la mirada. Ella le hizo un gesto de despedida con la mano que él no devolvió. Se inquietó, ella era la única que había presenciado todo lo que había hecho ese día. La vio marcharse y observó que comenzó a hablar sola. La miró con desprecio e hizo un resoplido que expresaba un: "está como un cencerro".

Óscar miró hacia la puerta y su teléfono móvil sonó con la melodía de un mensaje. Lo sacó de su bolsillo para ver de quién era.

1 mensaje recibido.
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Sofía amor:

"Se puede saber dónde estás? No has venido! He llamado a tu casa y tampoco me coges el teléfono. Haz el favor de venir a buscarme o llámame cuanto antes. Estoy preocupada"


Óscar se metió el teléfono en el bolsillo y continuó mirando la puerta. Los grillos cantaban. Su tripa rugió. Tenía hambre. Se llevó la mano a la barriga. Miró hacia la puerta como quien no quiere alejarse de ella. Quería comer. De pronto reparó en las migas de pan que la anciana de las palomas había dejado esparcidas por en el suelo. Se levantó y se acercó a ellas. Se aseguró de que nadie pasaba por allí. Se agachó y se las llevó a la boca. No dejó ni una. Después volvió a recostarse en el árbol que estaba y se puso a mirar la puerta fijamente.

No se sabe cuánto tiempo pasó. El viento soplaba. De pronto, una música lejana llamó la atención de Óscar. Se giró y vio a un grupo de gente uniformada que tocaban diversos instrumentos. Iban precedidos por un hombre vestido de negro que llevaba la cara pintada de blanco y caminaba de forma un tanto pintoresca. Cuando se acercaron pudo ver que se trataba de una banda de música y que el hombre de delante era un mimo que llevaba una alfombra enrollada debajo del brazo. Óscar se levantó y los miró desconcertado. El mimo se acercó a él y le sonrió al tiempo que pestañeaba exageradamente. Después se dirigió hacia la puerta y hábilmente desplegó la alfombra con un impulso y se desenrolló por el suelo hasta acabar justo en la puerta . La banda de música avanzó y se situó justo a un lado de la alfombra mientras tocaban música festiva. Sonaban los bombos, los platillos, los trombones y las trompetas. El mimo extendió los brazos y volvió a sonreír. Se acercó a Óscar y con un gesto le invitó a seguirle. Lo acompaño hasta el extremo de la alfombra y con las dos manos le invitó a seguir caminando. Óscar se contagió de la alegría que desprendía el mimo y la música. Avanzó por la alfombra junto al mimo. Al llegar a la puerta el mimo se apartó y sacó una llave del bolsillo y se la entregó a Óscar e hizo un gesto invitándole a abrir la puerta.

En ese momento la banda comenzó a tocar la canción We are the champions. El mimo se llevó las manos a los bolsillos y haciendo aspavientos de felicidad comenzó a tirar confeti. Óscar introdujo la llave. La rodó. Giró el pomo y la puerta se abrió. Por el umbral salió humo y una luz cegadora. Miró atrás, hizo un gesto de adiós con la mano al mimo y se adentró en la puerta entre el humo, la luz y el confeti.


Óscar abrió los ojos. Estaba tumbado sobre el árbol. Su teléfono sonaba la melodía We are the champions. La puerta seguía allí enfrente. Ya había amanecido. Miró su reloj. 07:27. Sacó el teléfono del bolsillo. Era Sofía. Colgó el teléfono con desdén y se lo guardó . Miro hacia la puerta. La anciana de las palomas se acercó hacia su banco y se sentó. Abrió su bolsa de pan y comenzó a tirar migas. Óscar la miró con desprecio.

Óscar se levantó. Tenía un aspecto desaliñado. Llevaba el pelo deshecho, los pantalones sucios, la camisa llena de sangre, la chaqueta arrugada y el pie izquierdo descalzo. Se acercó a la puerta. Miró el espacio donde colgaba el cartelito que arrancó. Estaba triste. Miró el pomo de la puerta. Cerró los ojos. Le vino la imagen del sueño en la que entraba feliz por la puerta entre el humo, la luz y el confeti. Abrió los ojos. El Sol brillaba más. Tomó el pomo de la puerta y lo rodó. La puerta se abrió con un molesto chirrido propio de una puerta vieja. Desde dentro no salía humo ni luz. Empujó la puerta un poco más y dio un paso hacia adentro. Atravesó el umbral lentamente y avanzó unos cuantos pasos.

Su rostro expectante se fue transformando poco a poco en una mueca de decepción. Miró a un lado y a otro esperando algo. Pero no ocurría nada. El silencio se hizo violento.

Miró al suelo con las manos apoyadas en las caderas. Después levantó la vista al cielo y se le escapó una lágrima mientras se mordía el labio inferior.

Tras permanecer un tiempo parado, vaciló y sacó el teléfono móvil.

Menu. Agenda. Letra S.

Sofía Amor.


Se llevó el teléfono al oído mientras derramaba otra lágrima y reemprendió el caminó que abandonó el día anterior.

La puerta seguía abierta.

La anciana de las palomas se levantó del banco y se fue hacía la puerta. A través del umbral vio a Óscar alejarse. Cuando se perdió de vista cerró la puerta. Sacó una llave de su bolsillo y la cerró a cal y canto. Después rebuscó en su bolsa de pan. Sacó un letrero y lo colocó en el mismo lugar en el que estaba el anterior.

En el letrero se podía leer lo siguiente:

Esta es una puerta mágica, si la atraviesas llegarás al lugar que deseas.


Después la anciana se dirigió a su banco. Se sentó, y continuó dando migas de pan a sus palomas.

Pd: Ahora que las visitas han aumentado consdierablmente, quiero decir que si hay algún productor multimillonario que se haya dejado caer por aquí al cual le haya gustado este proyecto, que se ponga en contacto conmigo a través de la dirección: entierrafirme@hotmail.com  Calculo que con 2000 euros podríamos realizar este corto. Lo cual es bastante rentable si pensamos en el beneficio y en los premios que nos darán por una genialidad como esta. 

17 comentarios

Luna -

La canción...ya la escuché. Es hermosa, pero:
francamente, es deprimente, muy deprimente. Baja el ánimo y produce tristeza. Y mi ser no está para bajonas, jeje, prefiro la alegría. Además, eso ya lo sabía ;)No era necesaria. Hay cosas que una sabe sin necesidad de palabras. Encontrarás ese lugar.
VIVA CALAMARO xD
De todas formas, gracias.

fer -

enhorabuena. A ver si sigues en racha y ganas.

En Tierra Firme -

Gracias a todos, de verdad.

Sin vosotros esto no sería posible. Gracias.

Marta -

Felicidades!!!! Feder.

Más BARAKA para ti, mi morr ;)

TEILLU -

Felicidades por tu nominación en Premios 20 blogs! Y suerte!!!

Saludetes desde Caminos de Modestia!!!

El Kafkiano -

Muy buen relato. Así como el delirio (ida de olla, paranoia metaliteraria) dedicado al chocho pelirojo de Aliena no deja de ser eso, un delirio siempre fruto de inquietudes literarias, éste es un gran texto. Y sabes que yo no me caso con nadie.
Un saludo.

el_Vania -

Me resulta tan difícil formular algún deseo a esa puerta mágica... Hay tantos pros y contras que sopesar...
Me resulta curioso que a los personajes se lo pongas así de fácil, yo no podría, ni para mí ni para nadie.
Salud/OS!

daigual -

Como dice Myrna, no hay que perder el tiempo en idioteces. El éxito y la fama son efímeros y desvían del camino. Debemos centrarnos en hacer lo que realmente nos gusta y con lo que disfrutamos.
Buen post, Fredy; lleno de sabiduría y buen hacer.
Me gusta! Eres muy, muy bueno.

tuadoradotormento -

hummmmmmmmmmmm esta entretenido.. pero si le robaba el pan a la anciana y tiraba las migas a la puerta? la verdad que demuestra que a veces perdemos la compostura y el tiempo en idioteces que nos ponen en el camino.
besitos mi amol

Rosicky -

Yo, por el contrario, me dedico a intentar robarle la llave a la anciana...

¡Una abrazo!

¡Eres el mejor y quiero tener un hijo tuyo, ajajaja! ¡Eres el amo! ¡Todo un escritor!

Rosicky -

Las palomas sí que comen pan, por lo menos las de mi barrio.

Luego leo :P

Anónimo -

Creo que hay algo que no he entendido... :S ¿Por qué llora? ¿Es sólo porque no hay nada? uhm... quizás es que estoy espesa a estas horas:S

En Tierra Firme -

Lector, las palomas no comerán pan, pero tú los rabos te los comes a pares.

Lector -

Las palomas no comen pan, pedazo de gilipollas!!!

Celia -

PLAS, PLAS, PLAS.

Me encanta, es original, con intriga, bien redactado... Ay, si es que me encanta!

¿Te importa que lo incluya en el repertorio de cuentos que tengo para entretener a mis sobrinas?

Besotes!

Anónimo -

Llevo mucho tiempo leyéndote y nunca te había comentado. Pero lo que has escrito hoy me parece una obra de arte. Te felicito. Sin duda es lo mejor que has ecrito nunca.