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En Tierra Firme

Nunca hay un adiós total entre dos ñieris...

Nunca hay un adiós total entre dos ñieris...

Te acabo de dejar en el aeropuerto. Te has alejado por la puerta de embarque llevando torpemente unas maletas cargadas de sueños y ambiciones. Eran esas maletas antiguas, viejas y duras que una vez me dijiste que te llevarías vacías para traértelas llenas de dólares.

Aun así te fuiste ligero. Entre otras cosas, porque te deshiciste de todas las fotos en las que estaba plasmado el pasado que no quieres recordar. Las tiraste a la basura como quien tira unos papeles inservibles que sólo te traen malos recuerdos, o lo que es peor: recuerdos de una infancia que nunca tuviste.

Eran fotos en las que aparecía tu madre sonriente, de la que no te has despedido al marcharte y que ni siquiera sabe que te has ido de España. Esa vieja de la que no quieres saber nada porque te siguen doliendo en tu corazón, más que en tu carne, las palizas que te propinó durante toda tu infancia, por las que a veces te ingresaron en el hospital y tuviste que mentir a los médicos, coaccionado por ella, sobre el origen de tantas heridas. Una madre que a veces no te abría la puerta de casa porque estaba disgustada contigo y te hacía pasar noches enteras vagando por la calle o durmiendo en el zaguán. Tiraste fotos de esa madre que no quiso llevarte al colegio, que te dejaba en casa solo y obligándote a limpiar, como si fueses un gato más de los cientos que tenía. Hasta que a tus 10 años, la asistente social la amenazó con quitarle tu custodia si no te matriculaba en la escuela. También tiraste fotos de un niño vestido de blanco porque tu madre creyó que tú eras un enviado de Dios y, en agradecimiento a él, te vestía siempre de blanco, lo cual provocó la mofa de tus compañeros de clase y consiguió que repudies por completo el color blanco.

Tiraste unas fotos en las que nunca había un padre que viese cómo ibas creciendo. Un padre que os abandonó cuando tú todavía eras un crío. Recuerdo cuando no hace mucho partiste en su búsqueda con los pocos datos que tenías de él y lo encontraste lejos, en Galicia, viviendo con otra mujer en una casa en la montaña. Cuando te vio no te reconoció, tuviste que decirle que tú eras aquel niño que abandonó con 2 años, que no querías nada de él, que no buscabas su cariño, que no querías pedirle cuentas, que sólo querías saber quién era ese padre que aparecía en unas fotos borrosas que ahora ya no tienes. Me confesaste sentir envidia por esos hermanastros que conociste, porque ellos pudieron disfrutar de tu padre y tú no.

También te has ido ligero porque te has deshecho de toda la colección de vinilos que fuiste compilando con tanto entusiasmo. Los comprabas en aquella tienda del viejo a la que tantas veces te acompañé. Te comprabas discos muy dispares, desde los típicos de Michael Jackson, tu gran ídolo, pasando por Alaska y cualquiera que te recordasen tus queridos años 80, hasta discos de canciones infantiles como los de Enrique y Ana, que escuchabas para llenar el vacío de tu niñez.

Te has deshecho de todos tus dibujos, de todos los comics que has ido dibujando, de todas las pinturas, de todos los utensilios de dibujo y de todos tus lienzos. Pero te has llevado contigo la calidad y destreza del gran pintor y dibujante que eres, cosa que no podrás perder y dejar en ninguna parte.

Te has deshecho de la mayoría de libros que tenías, de muchísimos cedes que tenías, de una infinidad de cassetes de música. Incluso aquellos en los que grabábamos entrevistas ficticias en la playa, en las que imitábamos a pervertidos sexuales, marujonas, sexólogos desatinados, travestis, putas, abducidos...

Has tirado todos los documentos de tu pasado. Los boletines de notas del colegio, las cartas, las postales, los retratos... todo. Tu pasado ha muerto. Eres otro hombre. Ahora empiezas una nueva vida sin tara alguna.

Cuando te has ido y he visto el asiento del copiloto vacío he recordado cuando me contabas cómo descubriste el manga y Japón. En plena adolescencia, angustiado por el trato y los insultos de tu madre, encontraste un mundo que te permitió soñar y olvidarte de la bruja. Me contabas cómo las aventuras de esos personajes de manga te trasladaron a una nueva dimensión. El romanticismo de algunos comics te hechizó y, a partir de entonces, Japón fue tu patria espiritual. Siempre creíste que allí vivía ella, el gran amor de tu vida, esa chica que nunca conocerás en esta vida porque dices que vosotros os amáis por encima de la vida, de la muerte, del universo y por encima de todos los tiempos. Dices que os miraréis eternamente, sin que os canséis, porque en este universo no podrás contemplar nada más hermoso que sus ojos. Por eso siempre andas convencido de que ella te espera en algún lugar muy lejos de este mundo podrido.

Al volver del aeropuerto he visitado el piso en el que estabas viviendo. Era un piso que te alquilaron mis padres, aunque yo no quería que te cobrasen, pero tú insististe en que no querías vivir como un mantenido y quisiste pagar para no sentirte mal.

He visto las cosas que has dejado al no poder llevártelas. Me has dicho que me las quedase. He visto el ordenador en el que escribías tus relatos y tus novelas. Era el ordenador en que ibas a escribir la obra maestra que te convertiría en un escritor de éxito mundial. Te dije que no pensaba quedarme con tu ordenador, que en cuanto estuvieses asentado allí te lo mandaría por correo. Pero me dijiste que no, que me lo quedase, que estabas muy agradecido a lo que había hecho por ti. Pero yo te dije que no, que no me debes nada. Pero volviste a insistir en que me lo quedase, me dijiste que lo utilizase y escribiera en él mi primera novela, que tú no tienes apego a las cosas materiales, que el dinero va y viene y, además, pensabas comprarte allí un portátil y si no me lo quedaba no te quedaría otro remedio que tirarlo al río. Al final he decidido que guardaré tu ordenador, pero no será mío sino que seguirá siendo tuyo y te lo mandaré cuando quieras.

También he visto tu órgano cubierto de polvo. Ese que te compraste con tu primer sueldo cuando trabajaste en el Burguer. Ese con el que soñabas componer melodías tan buenas como las de tu querido Alejadro Sanz, canciones poperas como las de Michael Jackson y como todas esas canciones que triunfaban en América. Me has dicho que lo utilice y que aprenda a tocar bien el piano. Yo te he vuelto a decir que te lo mandaré cuando estés allí. Ese piano es tuyo y forma parte de ti.

Luego me he metido en la habitación de los trastos y he visto que estaba tu radiocasete. Lo he mirado y me ha traído muchísimos recuerdos. He reparado en una cinta que te has dejado puesta dentro. Quizás, al estar allí dentro, te has olvidado deshacerte de ella. Al pulsar play he oído que se trataba de una de las cintas que grabábamos en la playa en el año 98, ese año que tantos recuerdos nos trae, cuando la gente parecía amistosa y cuando no existía tanta falsedad.

Luego me he sentado en la silla en la que tú te habrás sentado un millón de veces. Me he puesto a recordar cuando íbamos a Valencia y nos metíamos en la catedral para confesarnos y preguntarle al cura, mientras aguantábamos la risa, cómo podía aguantar tanto tiempo sin follar. Recuerdo que ese día también fuimos a una tienda en la que vendían material religioso y tú preguntaste, con semblante serio, si tenían incienso para hacer una misa negra. Qué risa cuando vimos la cara de la beata escandalizada que creía estar ante el demonio personificado. Nos rogó que utilizáramos el incienso tan sólo para celebrar misas buenas. ¿Y recuerdas ese domingo por la mañana que pasé por tu casa cuando yo estaba completamente borracho y nos fuimos a misa? Qué divertido fue hablar con el cura para decirle que las misas son más interesantes que la programación de TV y que nos gustaban mucho las historias mitológicas que cuenta y le preguntábamos si de verdad había alguien que se las creyese. Después, comulgabamos tranquilamente ante la estupefacción del cura que no sabía si servirnos el cuerpo de Cristo.

También recuerdo un día que paseábamos y una chica se nos acercó para animarnos a donar sangre y tú te inventaste que eras Testigo de Jehová y le preguntaste cómo se le ocurría andar por la calle pidiendo sangre para ir contra la voluntad de Dios.

O el día que estábamos aburridos en el paseo marítimo y te dedicaste a preguntar a toda la gente con la que nos cruzábamos si sabían dónde había algún puticlub cerca. Lo mejor era observar las caras de las gentes.

Nos sentíamos sumamente pletóricos provocando a la gente como auténticos bohemios subversivos. Aunque, en realidad, tan sólo éramos dos adolescentes gilipollas haciendo el imbécil.

Pero los recuerdos que más resuenan en mi cabeza son todas esas charlas que hemos tenido. Horas y horas de pláticas infinitas hasta ver el amanecer, recorriendo todas las calles de Cullera, observando a la gente, hablando de recuerdos, de ideas, de miedos, de alegrías, de incomprensión, de nuestro día a día.. ¿Cuántas cosas habremos vivido juntos?

Una de las cosas que más me ha sorprendido a lo largo de toda tu vida es lo solo que has estado siempre. Sobre todo porque siempre te he considerado un genio y que tienes una mente con una lucidez increíble y con una personalidad única. A veces me recuerdas a Ignatius, el protagonista de la Conjura de los necios pero a la española. Más bien, eres el último hidalgo viviente, el último idealista, el último soñador. Eres ese Don Quijote que tanto odias y que dices que por culpa de él se han talado inútilmente demasiados árboles en el mundo imprimiendo ediciones y ediciones de El Quijote, y que ya es hora de que aparezcan más escritores españoles aparte de Jaime Peñafiel.

Tus discursos estaban cargados de un humor que nadie, o casi nadie, ha sabido ver. Por eso, muchos necios se han conjurado contra ti. No han sabido cómo eres, no te han conocido interiormente y se han limitado a juzgarte por tus palabras de odio hacia el mundo. No han visto al ser luminoso que hay dentro de ti. El mundo te ha dado la espalda porque no han captado la profundidad y el dolor de tus palabras, no han visto a ese niño que grita y necesita comprensión. No entiendo por qué no te adora todo el mundo, si una persona como tú tan sólo sabe hacerse querer.

Tampoco he entendido otras cosas, por ejemplo, que pese a toda la educación que tu madre no quiso darte, eres la persona más educada, con más modales, con más talante y con más caballerosidad que he conocido en mi vida. Imagino que toda esa educación con la que tratas a la gente y de la que haces gala, es inversamente proporcional a la forma que te ha tratado a ti la vida.

Creo que no andaba desencaminado aquel que te dijo una vez que una persona que ha vivido lo que tú has vivido lo más lo normal es que hubiese acabado loco, en la cárcel, drogaditco o suicidándose. Tu odias las drogas y estás un poco loco, pero recuerdo tristemente cuando me contaste que intentaste quitarte la vida. Llevabas mucho tiempo diciéndolo, pero nunca pensé que lo hicieras. Odiabas vivir sólo y anhelabas estar con una chica que te quisiese de verdad. Un día decidiste tomarte muchísimas pastillas, media botella de anís y rematarte cortándote las venas. Por suerte te arrepentiste a tiempo, te llevaron en ambulancia, estuviste en el hospital sin que nadie supiese que estabas mal. Yo no me enteré hasta que pasados unos días viniste a mi casa con el parte médico a contarme lo que habías intentado hacer y me enseñaste las marcas de tus muñecas. Menos mal que nunca más se te ha vuelto a pasar la idea por la cabeza. Después de aquel día te diste cuenta que amabas la vida. Todo lo que a lo largo de estos años no te ha matado, sin duda, te ha hecho más fuerte. Fortísimo.

Pero lo que más me sorprende de esta amistad es que tú y yo seamos amigos. No coincidimos en nada, no tenemos la misma perspectiva de la vida, somos políticamente opuestos, concebimos el mundo de distinta forma. Tú pareces el hijo de Adolf Hitler y yo el del Che Guevara. Recuerdo ese día, al poco tiempo de conocernos, que estuvimos hablando de política y cuando tú insultaste al Che comenzamos a pegarnos y te volaron las gafas. ¿Qué curioso no? Tú odias a los inmigrantes y a mí me importan una mierda porque odio a todo el mundo indiscriminadamente. Tú odias a los comunitas y yo odio a los fascistas. Tú odias a los judíos y a mí me importan 0. Tú adoras Estados Unidos y a mí me parece el peor país del mundo. Odias la lengua castellana y a mí me parece la más bonita que existe. Odias el Quijote y yo pienso que es una obra maestra. Somos dos antítesis ideológicas y, sin embargo, estoy en condiciones de decir que has sido el amigo más fiel y leal que he tenido. ¿Me lo puedes explicar? ¿Por qué cojones tú y yo somos amigos? ¡Yo todavía no lo entiendo!

 

Y No sé... ¿Qué más puedo decirte?

 

Toda la suerte que pueda desearte es poca.

Tampoco puedo ser egoísta y decirte que vuelvas.

 

¿Debo decirte que continúes escribiendo tu leyenda?

¿Decirte que nunca he tenido un amigo como tú?

¿Qué ahora hay un vacío muy asqueroso que has dejado cuanto te has ido?

¿Decirte que me joderá mucho pasar por tu casa y saber que no vas a estar allí... ?

 

Sólo puedo decirte que cumplas tus sueños

Y que se te echará jodidamente de menos hijo de la gran puta.

 

Nos volveremos a ver.

Que tenemos que hablar de muchas cosas,

Compañero del alma, compañero.

 

11 comentarios

nike shox o'nine -

Sit not sad because that time a fitful aspect wearied

rodolfo -

ah compa-ñieri-tos, sos un pija barbaro, pero no me estas diciendo nada, yo entre a este flog para ver q coño es un ñieri porq cada vez q escuchaba NOS VOLVEREMOS A VER del album EL SALMON BOX Cd1 AÑO 2000 de Andres Calamaro, no sabia q era asi q me puse a buscarlo y resulta q vos me das esa respuesta, no existis, bye

En Tierra Firme -

compa-ñieri-tos

Eres el primero que se atreve a preguntarlo. La frase viene, como bien apuntaron, al primer verso de una canción de Andrés Calamaro llamada "nos volveremos a ver".

Rosicky -

Emotivo texto pero... ¿qué coño es un Ñieri?

Asmadeus -

Vibrante, amigo Fred. Vibrante y sensacional. Has logrado emocionarme.

Un fuerte abrazo. Suerte con esos jodidos exámenes, también.

Johnymepeino -

Es lo que tiene Valencia: Que es escenario idóneo para tantas locuras/sensateces.
Lo que me extraña es que no os metierais en medio de la histeria de menear y tocar a la chepe gritando "Amparo. ¡Eh, Amparo!, estamos aquí".
:D

Bixina -

Nunca hay un adiós total
entre dos ñieris,
siempre es un nos volveremos a ver en algún lugar del tiempo.
No hay olvido cuando existe
la amistad y el respeto,
el recuerdo de momentos entrañables, alegrías y secretos.
Nos volveremos a ver
porque siempre hay un regreso
por eso cuenta con eso
pongo mi mano en el fuego por vos.
Soy un chico de familia
y no soy ningún carlito
viví las tumbas de la vida
soy un poeta maldito
a pesar de ser bonito
nunca dormí en el palito.
Viví las tumbas de la vida
soy un poeta maldito.
Nos volveremos a ver.

:o)*

monocamy -

Vaya, pues hay que tener bastante valor (en condiciones normales) para deshacerse completamente del pasado y recapitular, empezando de nuevo. Supongo que, con distinta carga emocional, eso sí, es más fácil si ese pasado no aporta mucho.

De todos modos, ya sabes que los amigos, como las parejas, suelen ser aquellos que decidimos, puesto que los vínculos de la amistad se cementan químicamente, no en virtud de unos requisitos (sinceridad, lealtad, comunicación, etc...) que cumplir, aunque también éstos sean importantes.

:)

P.D.
no sé a dónde se dirige pero ten en cuenta que en algunos países el sistema de alimentación elétrica es distinto al de aquí, con lo cual no serviría de nada enviarle su ordenador, si allí no puede enchufarlo. A mí me ocurrió cuando quise llevarme un PC a México. :O

Isthar -

Es curiosa la forma en que la vida nos junta con personas con las que aparentemente parecería que no tenemos nada en común.

Sin duda es una persona de las que vale la pena conocer, y este homenaje que han dejado tus letras es una maravilla que no dudo sale del corazón :)

Fenix -

Me he sentido genial al leer tu relato... tiempo al tiempo, sigue explayándote así en tus historias, desahogate y odia!!! xDD

Marta -

¿Qué decir? Son tus bonitos, tristes y divertidos momentos con el amigo de las estrellas.
Ojalá que consiga sus sueños allí donde esté, y que no preste diez libras a nadie ;) no sea que no las pueda cobrar esta vez :)
Me ha encantado, emocionado, pero principalmente has logrado que le cobre más ternura aún de la que ya le tenía.
Un beso y no estés triste por él; alégrate. Puede que esta vez la vida sí le de lo que le debe, por narices!