Inicios literarios
Estaba dispuesto a suicidarme. Acababa de descubrir que el amor no existía y todos mis ideales y principios se derrumbaron. Ya no confiaba en nadie y ya no tenía ninguna fe en nada. Yo no quería formar parte de un mundo tan hostil e injusto. Iba a tirarme de cabeza por el balcón, así no existiría ninguna posibilidad de sobrevivir y quedarme gilipollas para el resto de mi vida. Con mi muerte todo volvería a su cauce, ya que yo nunca debí nacer, tan sólo fui fruto de un embarazo no deseado de dos borrachos imprudentes que no tomaron las medidas oportunas antes de entregarse al placer carnal. En definitiva: yo tan sólo era un polvo mal echado. Mi verdadero destino era estrellarme contra el látex y no estar aquí sufriendo, llorando y deseando la muerte. Esta era mi última noche en la Tierra. No quería vivir más de este modo y la muerte era mi única escapatoria.
Antes de lanzarme al vacío decidí sentarme y redactar una carta de despedida. Quería que todo el mundo supiera por qué había tomado esta decisión. Quería que entendiesen que yo no tenía intención de seguir viviendo así de mal, y mucho menos seguir trabajando en algo que detestaba, ya que a mí no me llenaba comprarme teléfonos móviles, ni televisiones de plasma, ni siquiera todo el oro del mundo podía llenar el profundo vacío que me provocaba saber que no existía el amor. Tampoco podía hacer como otros que conseguían hallar el sentido de la vida en cualquier cosa, yo no lo encontraba ni en Dios, ni en el fútbol, ni en la música, ni en el cine, ni en la literatura, ni en nada, absolutamente nada. A mí todo eso me la traía floja. El mundo estaba podrido y yo no me iba a pudrir con él.
Así que comencé a redactar mi carta de despedida. Una carta que quien la leyese se diese cuenta de que llevo razón, que suicidarse era lo mejor que podía hacer cualquier persona con dos dedos de frente. Una carta desgarradora y demoledora capaz de estremecer al mundo entero. Una carta que iba a tener tal cúmulo de verdades proféticas, que en el Vaticano se verían obligados a celebrar un concilio para incluirla en las nuevas ediciones de la Biblia.
Abordé el papel con ímpetu y seguridad. Conseguí escribir cuatro palabras del tirón, pero enseguida me estanqué. No sabía cómo continuar. Releí lo escrito y me di cuenta de que todo aquello era una puta mierda. Arrugué el papel y lo lancé a la papelera. Cogí otra hoja y comencé de nuevo. Repetí el proceso varias veces, pero no conseguía escribir más de dos líneas seguidas sin que me invadiese la sensación de estar redactando una carta digna de un suicida mediocre. Yo era un perfeccionista y no podía dejar una carta cualquiera. Tenía que expresar con total precisión cuál era mi fatalista visión del mundo.
No sé qué pasó luego. Sólo recuerdo que me desperté con la luz del día. Me había quedado dormido sobre la mesa. Estaba envuelto de decenas de folios repletos de tachones. Me incorporé y vi que la papelera también estaba llena de bolas de papel.
Era un nuevo día y ya llegaba tarde al trabajo, cosa que no me importaba: no pensaba volver. Yo era otro hombre. Un superhombre. Sobrevivir ya no tenía sentido para mí y, por lo tanto, mucho menos sentido tenía ir a trabajar. En la noche anterior había matado, sin darme cuenta, a un “yo” que no me gustaba y ahora me sentía mucho más ligero sin él. Descubrí que para suicidarse no era necesario quitarse la vida y, si algún día quería hacerlo, debería convertirme antes en un buen escritor capaz de redactar la carta de mi suicidio, esa en la que explicaría con todo lujo de detalles por qué este mundo es un estercolero.
Yo todavía no era consciente de la magnitud de mis actos. Hasta entonces había escuchado infinidad de veces la importancia que tenía escribir. De hecho, en lo único que coincidían todos los grandes escritores era en decir que escribir era vivir, y en el momento que ya no pudiesen hacerlo estarían muertos. El propio Hemigway se pegó un tiro cuando se dio cuenta de que estaba acabado como escritor. Sin embargo, yo estaba en el otro extremo, yo no conseguí redactar aquella carta, de haberlo hecho ahora estaría muerto. Por eso puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que no saber escribir me salvó la vida.
Decidí dar un paseo y disfrutar de aquella mañana. Y es curioso: cuando atravesé el umbral para salir de casa sentí como si la puerta fuese mucho más ancha... más ancha que nunca.
24 comentarios
Noelet -
Noelet -
Y como k no tienes amigos, si k es verdad k hay pokos, pero no te olvides de los koleguillas de antaño, k no puedo ir a visitarte, pero me sigo acordando!
Salu2 tiu!!
Ew
En Tierra Firme -
Es un honor recibirle por aquí de nuevo. Espero que esté mejor de los ojos y que no se conviertaen un steve Wonnder.
En principio, según tengo entendido, Hemingway se suicidó cuando le diagnosticaron Cáncer... pero también he leído por alguna parte que lo hizo porque ya no podía escribir como antes. Para él existían 4 para vivir: escribir, hacer el amor y beber... la cuarta no la dijo... se quedará en una incógnita histórica.
Un abrazo amigo!
Rosicky -
No tengo fuerzas para criticar el estilo. A mí me ha gustado porque muchas veces me siento así...
Pero lo de Hemingway, que por cierto escribiste mal su nombre... yo no sabía esa extraña versión de su suicidio. Pero fíjate, me gusta más y todo xD :D
Un abrazo maestro. Espero que vuelva a recobrar el color y en el proceso no se dedique a pudrir muchas manzanas.
Un abrazo amigo! :D
triskel -
En Tierra Firme -
triskel -
Comentaba, que todo hay que decirlo pero me sentido mal y me ire a otro blog.
Otra cosa y me llamo Bea.
En Tierra Firme -
Yo como mucho tengo 2 o 3 amigos... y a veces incluso dudo de tener alguno.
¿Y quién es Triskel? ¡Quiero que des la cara! ¿De qué me conoces? ¿Cómo llegaste aquí?
Carol -
En Tierra Firme -
Carol -
Carol -
Groucho -
En Tierra Firme -
JC -
Veo que no.
Cuando la Reina vea esto, recibiré una gran satisfacción. Tienes los días contados con ella. La has fastidiado, Sr. Proyecto de escritor.
triskel -
En Tierra Firme -
triskel -
Saludos
Carol -
me hiciste pensar muchas cosas con este post...
miles de besos
Celia -
Me alegro por tu éxito en el aterior trabajo, y seguro que este también va a tener muy buena crítica.
Saludos!!
monocamy -
Claro, es posible que a alguien no le guste, no pueden opinar todos igual. Imagínate, si no, qué aburrido... :O
Un abrazo ;)
monocamy -
Sincero -
Ale... a cascarla...
Fredy -
Por cierto, el anterior relato: El refugio, ya lo leí en clase y tuvo bastante éxito. Mucha gente me felicitó por lo bien escrito que estaba, y decían que era el mejor que se había leído en clase. De todos modos no tiene mucho mérito y los textos que hago todavía tienen mucho que desear.
Espero escribir una novela a partir de este pequeño relato. Ya veremos.
Un saludo a todos!