Aventura en la autoescuela
Lo que voy a contar a continuación, es un hecho real.
- Hola, la semana pasada vinieron a apuntarme aquí, tendréis por ahí mi nombre.
- Sí, sí, ya se quién eres. Acompáñame, te diré lo que tienes que hacer. - me contestó la encargada de la autoescuela.
Se metió en el aula y yo la seguí. Al entrar se hizo un silencio más pronunciado de lo normal. Notaba como las cabezas se levantaban a mi paso, para mirar quién era su nuevo compañero, a ver si me reconocían, las mujeres me miraban para ver si yo era un buen partido y algún hombre que otro también me miraría.
Finalmente atravesamos el aula por aquel pasillo en el que me sentí más analizado y observado que en una pasarela de moda, la encargada de autoescuela me dio un test, una hoja de test, me indicó donde estaban las cosas, me invitó a sentarme en cualquier sitio y se fue. Yo me quedé de pie allí, con los tests en la mano, sentía que las miradas aun estaban encima de mi y que yo era el centro de atención pero esta vez yo tenía a todo el mundo de cara, pero esta vez cuando cruzaba una mirada con alguien el otro agachaba la cabeza.
Vi un sitio justo al lado de la pared, de nuevo atravesé medio pasillo sometiéndome al escrutinio de la gente. Llegué a mi puesto con un paso chulesco, demostrando seguridad. Me senté e hice un paso en falso, la silla en la que acababa de sentarme empezó a inclinarse hacia la pared, yo en un acto reflejo me cogí de la mesa, la mesa también se incorporó a la trayectoria que llevábamos la silla y yo. El silencio que reinaba en la sala fue roto por el estruendo atronador de la mesa y la silla contra la pared y yo encima. De nuevo se hizo un nuevo silencio, toda la gente ya me estaba mirando. Intenté recuperarme como pude, cuando vieron que ya me pude incorporar por mi propio pie de forma patosa de nuevo el silencio se rompió con una carcajada unánime. Una carcajada que duró segundos, minutos, horas, días, años, siglos. Volví a colocar la mesa bien, mirando las patas como echándole la culpa a ellas de mi torpeza. Me giraba y hacia un gesto simpático a la gente haciendo que me reía yo también con ellos y sonreír en plan "¿Qué idiota soy verdad?". En el fondo les deseaba la muerte a todos esos que se estaban riendo. Las risas duraron durante toda la fastidiosa tarde. Cuando ya parecía que todos se tranquilizaban de nuevo volvían las carcajadas recordando el momento de mi caída.
Salí a corregir mi primer test, allí se encontraba una persona que conocía y que había presenciado la escena, mientras la chica me los corregía me dijo:
- Ey Fredy ¿Qué tal?
- Pues bien, me he apuntado a la autoescuela y tal.
- ¿Qué te ha pasado antes? - Y casi no pudo acabar de realizar la pregunta porque ya se estaba descojonando, junto con un amigo de él que no conocía de nada los dos partiéndose el culo y con las caras rojas de la risa. Y yo allí de pie. Hice de nuevo el gesto simpático de hacer creer me resultaba gracioso lo que me había pasado.
Entonces miré a ver como iba el test que me estaba corrigiendo, y la chica me dijo:
- Oye, aquí en una columna están las preguntas del 1 al 20 y justo al lado están de la 21 a la 40, no te tienes que pasar al segundo recuadro para contestar de la 21 a la 40 ¿entiendes?
Me quedé mirando el test y me sorprendió como yo había sido capaz de cometer semejante estupidez, imagino que sería por los nervios después de la hostia que me había dado. Para mayor escarnio el chico que conocía y su amigo vieron estaban viendo la metida de pata que había hecho contestando a los tests, que sumado a la imagen que tenían de mi dándome una hostia acentuó más su risa
- ¿Pero qué has hecho en el test Fredy? - Y los dos seguían descojonándose, sin duda alguna pensaban que estaban ante el nuevo Mr. Bean de la era moderna, salvo que yo era de verdad y no un personaje de ficción.
Me fui de allí convencido de que no volvería nunca más, no quería coincidir con nadie de los que habían presenciado mi ridículo.
Al llegar a casa me preguntaron:
- ¿Qué tal tu primer día en la autoescuela?
Y no contesté.
- Hola, la semana pasada vinieron a apuntarme aquí, tendréis por ahí mi nombre.
- Sí, sí, ya se quién eres. Acompáñame, te diré lo que tienes que hacer. - me contestó la encargada de la autoescuela.
Se metió en el aula y yo la seguí. Al entrar se hizo un silencio más pronunciado de lo normal. Notaba como las cabezas se levantaban a mi paso, para mirar quién era su nuevo compañero, a ver si me reconocían, las mujeres me miraban para ver si yo era un buen partido y algún hombre que otro también me miraría.
Finalmente atravesamos el aula por aquel pasillo en el que me sentí más analizado y observado que en una pasarela de moda, la encargada de autoescuela me dio un test, una hoja de test, me indicó donde estaban las cosas, me invitó a sentarme en cualquier sitio y se fue. Yo me quedé de pie allí, con los tests en la mano, sentía que las miradas aun estaban encima de mi y que yo era el centro de atención pero esta vez yo tenía a todo el mundo de cara, pero esta vez cuando cruzaba una mirada con alguien el otro agachaba la cabeza.
Vi un sitio justo al lado de la pared, de nuevo atravesé medio pasillo sometiéndome al escrutinio de la gente. Llegué a mi puesto con un paso chulesco, demostrando seguridad. Me senté e hice un paso en falso, la silla en la que acababa de sentarme empezó a inclinarse hacia la pared, yo en un acto reflejo me cogí de la mesa, la mesa también se incorporó a la trayectoria que llevábamos la silla y yo. El silencio que reinaba en la sala fue roto por el estruendo atronador de la mesa y la silla contra la pared y yo encima. De nuevo se hizo un nuevo silencio, toda la gente ya me estaba mirando. Intenté recuperarme como pude, cuando vieron que ya me pude incorporar por mi propio pie de forma patosa de nuevo el silencio se rompió con una carcajada unánime. Una carcajada que duró segundos, minutos, horas, días, años, siglos. Volví a colocar la mesa bien, mirando las patas como echándole la culpa a ellas de mi torpeza. Me giraba y hacia un gesto simpático a la gente haciendo que me reía yo también con ellos y sonreír en plan "¿Qué idiota soy verdad?". En el fondo les deseaba la muerte a todos esos que se estaban riendo. Las risas duraron durante toda la fastidiosa tarde. Cuando ya parecía que todos se tranquilizaban de nuevo volvían las carcajadas recordando el momento de mi caída.
Salí a corregir mi primer test, allí se encontraba una persona que conocía y que había presenciado la escena, mientras la chica me los corregía me dijo:
- Ey Fredy ¿Qué tal?
- Pues bien, me he apuntado a la autoescuela y tal.
- ¿Qué te ha pasado antes? - Y casi no pudo acabar de realizar la pregunta porque ya se estaba descojonando, junto con un amigo de él que no conocía de nada los dos partiéndose el culo y con las caras rojas de la risa. Y yo allí de pie. Hice de nuevo el gesto simpático de hacer creer me resultaba gracioso lo que me había pasado.
Entonces miré a ver como iba el test que me estaba corrigiendo, y la chica me dijo:
- Oye, aquí en una columna están las preguntas del 1 al 20 y justo al lado están de la 21 a la 40, no te tienes que pasar al segundo recuadro para contestar de la 21 a la 40 ¿entiendes?
Me quedé mirando el test y me sorprendió como yo había sido capaz de cometer semejante estupidez, imagino que sería por los nervios después de la hostia que me había dado. Para mayor escarnio el chico que conocía y su amigo vieron estaban viendo la metida de pata que había hecho contestando a los tests, que sumado a la imagen que tenían de mi dándome una hostia acentuó más su risa
- ¿Pero qué has hecho en el test Fredy? - Y los dos seguían descojonándose, sin duda alguna pensaban que estaban ante el nuevo Mr. Bean de la era moderna, salvo que yo era de verdad y no un personaje de ficción.
Me fui de allí convencido de que no volvería nunca más, no quería coincidir con nadie de los que habían presenciado mi ridículo.
Al llegar a casa me preguntaron:
- ¿Qué tal tu primer día en la autoescuela?
Y no contesté.
5 comentarios
Rosicky -
Tus comentarios de la escena me rompen...
No ves... Saliste de alguna serie de televisión...
jAjajajaJ
Eres la ostia!!
Un abrazo! ;)
i -
Taylor W. Lockman -
Fredy -
Polen -
Y no dejes de ir a la autoescuela, que es una bobada...
Te confesaré algo, una noche (bueno casi de dia) en la discoteca que solíamos rematar la fiesta, el baño estaba en un piso superior. Yo iba con taconazos, falda diminuta y un pedo en lo alto que ni te cuento. Al bajar caí rodando, la falda ya no era falda era pañuelo porque poco más me llegaba al cuello, las medias rotas... el personal mirándome y... joder, en vez de incorporarme rápidamente para ver si estaba entera me quede allí, tal cual muerta de risa, no podía parar de reir, y mis amigas se sentaron a mi lado y ahi estábamos todas tiradas al pie de la escalera llorando de risa... Me he caido, ya no tiene remedio pero... eso no me va a joder la noche, así que me lo tomé a guasa y oye parece que me vino bien porque hubieron unos cuantos voluntarios para ayudarme e invitarme a una copita. No se trata de reirte de ti, sino contigo mismo, de la situación...
Siempre he sido una patosa con 6 u 8 copas de más