Sueño: Cruzando el Himalaya
Venía de la India e iba en dirección a Nepal. Pero antes subiría al pico más alto del Himalaya, sabía que allí no encontraría a nadie, sabía que nadie hablaría mi idioma, sabía que permanecería en la más profunda soledad.
Pero los designios de la providencia son inescrutables, y casualmente me encontré una chica allí, en la ladera del Himalaya, era sorprendente ver a alguien a esas alturas. Pronto conecté con ella, sabía que ella me enseñaría a llegar a la cima, sentía como si ella ya hubiese subido más veces sola y ella me ayudaría. Sentía que estaba en un nivel de agilidad y ambición muchísimo mayor del que yo tenía, eso era algo impensable en un principio cuando inicié el viaje. Posiblemente era un viaje sin retorno a las alturas.
En un principio sentí como si ella me conociese de toda la vida, sentí como si era capaz de ver más allá de mí, como si supiese lo que pensaba. Era una bruja a la cual debía guardar mucho respeto y admiración. Incluso estando a su lado me contagió su experiencia espiritual y empecé a desarrollar poderes que hasta entonces desconocía.
Su mirada era un tanto extraña, y a veces decía cosas que no entendía. Imaginaba que era porque estaba a un nivel mucho más alto que yo. Pero pronto me di cuenta de una cosa de la cual no me había dado cuenta antes: Ella era ciega.
Con su ayuda, logré llegar a la cima del Himalaya, a ella no le resultó difícil, parecía conocerse el lugar a la perfección. Me ayudó a salvar obstáculos, a encontrar los mejores caminos, a guarecerme del frío y a encontrar cosas dentro de mí. Removió toda mi alma, extrajo todo el jugo que había dentro de mí. Y una vez arriba del todo, hicimos el amor de la forma más grandiosa que se podía haber imaginado jamás. La cima del Himalaya se elevó al unir nuestras fuerzas. Parecía que nada podía detener el ascenso irrefrenable hasta más allá del Universo, de la vida y la muerte.
- Te he estado esperando tanto tiempo.
- Yo también.
Acaricié su cara, y ella cogió mi mano y la besó con ternura.
- Tenía ganas de volverte a ver y saber realmente quién eras.
- ¿Me conocías de antes? Pregunté.
- No lo niegues ni te hagas el tonto, sé que tú eres aquel que intentó cruzar el Himalaya hace tiempo con mi ayuda a base de mentiras, pero no lo conseguiste.
- Es la primera vez que intento cruzarlo, jamás había estado por aquí y nunca te había visto antes.
- No puedes negarlo, tienes la misma voz, dices las mismas cosas, tienes el mismo olor. Sé que eres tú.
Se estaba equivocando conmigo, le comenté que yo nunca antes había estado por allí, incluso le enseñé mi pasaporte con los viajes que había hecho, nunca antes había estado en el Himalaya, le conté todo lo que hice en los últimos años, le hablé de la gente que conocí. Pero seguía sin creerme, estaba convencida de que yo era el muchacho que intentó subir al Himalaya años antes engañándola.
¿Por qué la perfección tenía que tener ese error? Yo no me había equivocado con ella, sabía que era la única mano que podía arrastrarme y guiarme. Pero ella estaba equivocada conmigo. Así que decidí no hacer caso a sus creencias, le dije que podía pensar lo que quisiese de mí, pero que no me lo dijera. Yo quería seguir el viaje y la necesitaba. Había llegado a la cima gracias a su ayuda, y era imprescindible para continuar el viaje.
Pero pronto, mi guía y mi gurú empezó a llamarme por otro nombre, recordaba a viejos felinos que en un pasado deambularon por el inmenso paraje. En ese mismo momento me di cuenta de que su ceguera era irreparable, jamás podría guiarme alguien que lo veía todo en el mundo excepto a mí. No podía soportar la situación. Sus palabras no iban dirigidas hacía mí, el camino que trazó no estaba hecho para mí. Era para aquel que estuvo esperando tanto tiempo. Los comentarios irracionales me hicieron pensar que tenía un grave problema esquizofrénico. Pronto, habitantes budistas de las altas montañas me comentaron que yo no era el único al que confundía. En realidad veía al Dios felino en cualquiera que se le acercase a ella con intenciones de subir al Himalaya.
¿Por qué había pasado esto? Luche contra los elementos naturales, de la racionalidad y del cosmos para intentar hacerle abrir los ojos pero ella seguía diciéndome que yo era aquel chico al que jamás olvidó.
No pude más, miré mi camino. Con lágrimas en los ojos la tuve que abandonar cuando descendíamos del Himalaya, con la esperanza de que nadie la engañese nunca y deseando que algún día encuentre la respuesta a lo que pasó hacía unos años y pudiese encontrarme más tarde tras su equivocación.
Me fui con la certeza de que nadie me guiará tan bien como ella, pero con la esperanza de haber aprendido a desarrollar su sentido de la orientación para guiarme sólo.
La nieve caía, bocanadas de aire frío sacudían mi cara. Me alejé de ella mientras permanecía mirando al infinito con su mirada perdida a causa de la ceguera, convencida de haber descubierto la verdad y yo convencido de haber perdido el Norte de la brújula.
Volvía a vagar a la deriva, como siempre había hecho a lo largo de mi vida.
Pero los designios de la providencia son inescrutables, y casualmente me encontré una chica allí, en la ladera del Himalaya, era sorprendente ver a alguien a esas alturas. Pronto conecté con ella, sabía que ella me enseñaría a llegar a la cima, sentía como si ella ya hubiese subido más veces sola y ella me ayudaría. Sentía que estaba en un nivel de agilidad y ambición muchísimo mayor del que yo tenía, eso era algo impensable en un principio cuando inicié el viaje. Posiblemente era un viaje sin retorno a las alturas.
En un principio sentí como si ella me conociese de toda la vida, sentí como si era capaz de ver más allá de mí, como si supiese lo que pensaba. Era una bruja a la cual debía guardar mucho respeto y admiración. Incluso estando a su lado me contagió su experiencia espiritual y empecé a desarrollar poderes que hasta entonces desconocía.
Su mirada era un tanto extraña, y a veces decía cosas que no entendía. Imaginaba que era porque estaba a un nivel mucho más alto que yo. Pero pronto me di cuenta de una cosa de la cual no me había dado cuenta antes: Ella era ciega.
Con su ayuda, logré llegar a la cima del Himalaya, a ella no le resultó difícil, parecía conocerse el lugar a la perfección. Me ayudó a salvar obstáculos, a encontrar los mejores caminos, a guarecerme del frío y a encontrar cosas dentro de mí. Removió toda mi alma, extrajo todo el jugo que había dentro de mí. Y una vez arriba del todo, hicimos el amor de la forma más grandiosa que se podía haber imaginado jamás. La cima del Himalaya se elevó al unir nuestras fuerzas. Parecía que nada podía detener el ascenso irrefrenable hasta más allá del Universo, de la vida y la muerte.
- Te he estado esperando tanto tiempo.
- Yo también.
Acaricié su cara, y ella cogió mi mano y la besó con ternura.
- Tenía ganas de volverte a ver y saber realmente quién eras.
- ¿Me conocías de antes? Pregunté.
- No lo niegues ni te hagas el tonto, sé que tú eres aquel que intentó cruzar el Himalaya hace tiempo con mi ayuda a base de mentiras, pero no lo conseguiste.
- Es la primera vez que intento cruzarlo, jamás había estado por aquí y nunca te había visto antes.
- No puedes negarlo, tienes la misma voz, dices las mismas cosas, tienes el mismo olor. Sé que eres tú.
Se estaba equivocando conmigo, le comenté que yo nunca antes había estado por allí, incluso le enseñé mi pasaporte con los viajes que había hecho, nunca antes había estado en el Himalaya, le conté todo lo que hice en los últimos años, le hablé de la gente que conocí. Pero seguía sin creerme, estaba convencida de que yo era el muchacho que intentó subir al Himalaya años antes engañándola.
¿Por qué la perfección tenía que tener ese error? Yo no me había equivocado con ella, sabía que era la única mano que podía arrastrarme y guiarme. Pero ella estaba equivocada conmigo. Así que decidí no hacer caso a sus creencias, le dije que podía pensar lo que quisiese de mí, pero que no me lo dijera. Yo quería seguir el viaje y la necesitaba. Había llegado a la cima gracias a su ayuda, y era imprescindible para continuar el viaje.
Pero pronto, mi guía y mi gurú empezó a llamarme por otro nombre, recordaba a viejos felinos que en un pasado deambularon por el inmenso paraje. En ese mismo momento me di cuenta de que su ceguera era irreparable, jamás podría guiarme alguien que lo veía todo en el mundo excepto a mí. No podía soportar la situación. Sus palabras no iban dirigidas hacía mí, el camino que trazó no estaba hecho para mí. Era para aquel que estuvo esperando tanto tiempo. Los comentarios irracionales me hicieron pensar que tenía un grave problema esquizofrénico. Pronto, habitantes budistas de las altas montañas me comentaron que yo no era el único al que confundía. En realidad veía al Dios felino en cualquiera que se le acercase a ella con intenciones de subir al Himalaya.
¿Por qué había pasado esto? Luche contra los elementos naturales, de la racionalidad y del cosmos para intentar hacerle abrir los ojos pero ella seguía diciéndome que yo era aquel chico al que jamás olvidó.
No pude más, miré mi camino. Con lágrimas en los ojos la tuve que abandonar cuando descendíamos del Himalaya, con la esperanza de que nadie la engañese nunca y deseando que algún día encuentre la respuesta a lo que pasó hacía unos años y pudiese encontrarme más tarde tras su equivocación.
Me fui con la certeza de que nadie me guiará tan bien como ella, pero con la esperanza de haber aprendido a desarrollar su sentido de la orientación para guiarme sólo.
La nieve caía, bocanadas de aire frío sacudían mi cara. Me alejé de ella mientras permanecía mirando al infinito con su mirada perdida a causa de la ceguera, convencida de haber descubierto la verdad y yo convencido de haber perdido el Norte de la brújula.
Volvía a vagar a la deriva, como siempre había hecho a lo largo de mi vida.
29 comentarios
Marta -
Hoy toi nostálgica :)
Marta -
The last lesson of life -
Cuando pasen los años, entenderás lo que ahora no. Es cuestión de tiempo.
Recordarás esta última señal y cable que te echo ;)
Marta -
Que escales muchas cimas y más allá de las mismas.
Nunca te olvides que eres un auténtico ciego y un buen alpinista ;)
Suerte y un besazo.
La Chica del Himalaya -
En aquel entonces, abrumada y presionada por el acoso y la guerra sin cuartel que me hacía el gato, te acusé de ser él, jejeje. De ahí, mi indignación.
Te diré hoy, desde el mismo punto en que estamos, juntos; que no te confundía en tu ser, sólo en tus formas.
Este texto se cumplió. Has escalado la cima guiado de mi mano, a pesar de los vientos helados que nos han intentado derribar de la misma y actualmente puedo darte las gracias también, pues tú mostrate a una ciega, o bruja poderosa, que ella puede llegar y guiar a esa cima con los ojos cerrados o a ciegas. Tus éxitos y cambios, son los míos tb.
De nuevo, gracias por hacerme ver mi esencia, algo que tal vez, yo misma no conocía del todo.
Ahhy nunca fui Ruffalo, supongo que a estas alturas quedó claro quién fue :) Zape gatosss, jajaja.
Desde un lugar de las Hespérides...Marta.
Bixina -
Un saludin ;)
En Tierra Firme -
Ruffalo -
FELICIDADES!!!!!! por no caer en las artimañas que Fredy te ha tendido . Ya lo dije , este tio es capaz hasta de comentarse a si mismo . Se lo tiene muy creido y esta mal de la cabeza . Es evidente leyendo este post que se la ha montado contigo. Es capaz de interpretar lo que sea . Se a ciencia cierta lo que hace . Cualquiera se daria cuenta .
Fenix -
En Tierra Firme -
Xely, Gracias también. Pero tú no tienes nada que envidiar. Tú sientes y expresas, también con claridad y poesía... así que no me envidies!! ¿Para cuando un blog tuyo?
Para el yeti, Si me dices quién eres igual me lo pienso. Da la cara!
el yeti -
XeLy -
Besos!
Rosicky -
Rosicky -
Eso sí. Chapeau. Eres un artista, buscas en la inmensidad de la nada. En serio... iba a ser grandilocuente, pero estoy estancando. Es que esa esencia de cinismo noble, de amargura desidiosa, de percepción surrealistamente real... Me puede. Tu visión de la vida me fascina. Un abrazo genio. Algún día me esclareceras que frutos ocultaba el manzano del bosque. :) ;)
En Tierra Firme. -
Esto pretendía ser un homenaje y no una ofensa.
Y sin ánimo de ofender te digo que sigas ciega, sorda y en tu mundo arriba del Himalaya, yo me bajo a TIERRA FIRME.
Marta -
En Tierra Firme -
Y por cierto... me ha encantado ver como se prolongaba la historia en los comentarios, es algo curiosísimo y que la confirma.
En Tierra Firme haciendo memoria. -
En Tierra Firme -
No me vuelvas a meter en mas relatos, y menos para decirme loca, esta falta de minimo respeto me hace darme cuenta de que eres un hipocrita. No me tienes el más minimo aprecio. Obras son amores y no...
La chica del HIMALAYA -
Si tanta vergüenza te da de mi y de lo que digo, borra todos los comentarios. Se que tu erroneo orgullo es tu dios y no quisiera perjudicarte tampoco. A lo mejor nadie lo ha leido aun. Adios chico bobo.
Marta -
Tierra Firme -
Mi imagen me da igual.
Y una cosa ... yo no miento. Nunca me cansaré de decirlo.
La chica del HIMALAYA -
No te preocupes ... no replicaré más a lo que digas .
Esta vez leí también las señales , no más .
Sueño.
En Tierra Firme -
Quién se la tome como algo personal es su problema.
La chica del HIMALAYA -
Dioses masculinos ? Jamás se me ocurría tener uno ; la única que tiene potestad por derecho natural y universal a ser diosa ... es la MUJER .
Loca ??? Me llamas loca por ser auténticamente sensata entonces ... Sí soy loca .
Ciega ??? Por qué ? Porque no veo a través de tus ojos sino de los míos propios ? Sí, soy ciega . Con mi locura , con esa ceguez que dices ...es como he podido subir a la cima del HIMALAYA y llevarte de la mano .
Sueño
En Tierra Firme -
"Dios creo a muchos poetas, pero poca poesía"
La chica del HIMALAYA -
En Tierra Firme -
La chica del HIMALAYA -