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En Tierra Firme

Estalla la guerra

Debería estallar una guerra. Un gran conflicto que agite las conciencias de la gente y que movilice a toda la juventud que deambula por las calles sin ningún ideal. Deberían meterles los teléfonos móviles por el culo. Deberían rapar el pelo a todos esos que quieren parecerse a Fernando Torres y enviarles al frente para que luchen contra los enemigos. Necesitamos que pase algo que haga hundirse todas las bolsas, que quiebren todos los bancos, que escaseen los alimentos y que la gente se mate entre sí. Necesitamos despertar del sueño que nos produce un nivel de vida cómodo. Ya está bien de tanta tontería, de tanta máscara y de tanto engaño.
Es por eso que he decidido volver a la guerra. A partir de la semana que viene voy a iniciar de nuevo mis andanzas por los puestos de telefonía. Sí, queridos amigos, aquellos stands que tanto he criticado y de los que huí hace un año como de la peste. Os pensaréis que tengo una actitud sadomasoquista y que soy un charlatán que se contradice. Pero necesito dinero y para conseguirlo tengo que trabajar un poco, y nada mejor que volver al lugar que más odio para ganarme los cuartos. El trabajo será hasta final de agosto, y tan sólo trabajaré los fines de semana. Es decir: Viernes, Sábados y Lunes (incomprensiblemente el lunes es uno de los días que más teléfonos móviles se venden a lo largo de la semana, a todos les da por comprar los lunes, si alguien sabe el porqué que me lo explique por favor). Con esto podré sentir que hago algo útil este verano y conseguiré inspirarme para escribir nuevas historias con las vivencias que me sucedan en aquel antro. Me moriría si no escribiese las anécdotas y putadas que ocurren en un puesto de trabajo con tanto trato humano.

He tenido que ir a Valencia para firmar el contrato. Mientras paseaba por las céntricas calles de Valencia he vuelto a sentir el asco que me produce el lugar. La gente me parece que está acartonada. Por esas calles camina demasiada gente vestida con corbata, grandes ejecutivos, empresarios y hombres de negocios que arrastran una bola de plomo invisible encadenada a sus pies. La alienación ya no es propia de los estratos sociales más bajos, ahora atrapa también hasta a los directivos de las compañías más importantes. Todos ellos se cruzan con jovencitas trabajadoras, bien vestidas y acicaladas, que muestran sus generosos escotes a esos hombres de negocios casados, puteros y que se suelen acostar con su secretaria mientras le tiran los tejos a la nueva chica que ha entrado de prácticas.

Cuando he llegado a la empresa he visto al jefe echar un puro a unas azafatas de congresos. El jefe les decía que había recibido quejas sobre ellas, les explicaba que no debían de estar allí esperando a que alguien se acercase para ayudarles, tenían que ofrecerse constantemente, debían poner ganas e interés, debían ser competentes. Después las amenazó con no llamarlas más si seguían con esa actitud. Para colmo, le informaron que vieron a una de ellas tomarse un café en la cafetería del congreso. Algo imperdonable por lo visto. Cuando el jefe vio que yo estaba allí cambió su rostro y con una actitud muy amable y un tono muy cordial, me invitó a que esperase 10 minutos fuera y que me tomase un café o algo. Ese cambio de actitud tan brusco demostraba que era un gran actor, no se puede estar cabreado con unas personas y de pronto dirigirte a otra tan amable, y después volver al tono de antes. Lo que no sé es con quién fingía: si con ellas o conmigo. Salí de allí y entré en el bar más cercano que había. Me dirigí a la barra, en la cual no había ni una silla para sentarse y pedí un café con leche. El camarero me preguntó si quería tomarlo en la barra o en una mesa, supuse que lo preguntaba porque había distintas tarifas dependiendo del lugar, así que decidí tomármela en aquella incómoda barra, de pie, y con ganas de irme de allí cuanto antes. En una zona tan comercial hay que pagar incluso por sentarse, los espacios públicos no son públicos, son de las empresas, necesitas pagar por todo, a este paso pronto nos invadirá la moda europea de cobrar por entrar en los servicios para poder echar una meada. Mientras tomaba el café estuve reflexionando sobre las azafatas de congresos. Una vez conocí a una chica que trabajaba de azafata y me contó que en los congresos tienen que estar aguantando a los empresarios salidos que intentan conquistarlas de forma insistente, los hay que incluso les ofrecen dinero por acostarse con ellas. Se rumorea que muchas se ganan un sobresueldo con este tipo de actividades. Creería que sería una leyenda urbana si no fuera porque traté con esa gente cuando trabajé de botones en un hotel. Aún recuerdo cuando algunos de ellos me ofrecían suculentas propinas por buscarles una buena puta.

Al volver a la empresa me extendieron mi nuevo contrato y lo firmé. Me sorprendió descubrir una nueva cláusula que no figurabaen el anterior contrato que decía así:

"El trabajador se compromete a guardar silencio por los secretos comerciales, métodos, procedimientos, datos comerciales o industriales u otra información de naturaleza confidencial (...) El trabajador velará, con la debida diligencia profesional, por la seguridad de la información del contrato de trabajo, impidiendo que terceros puedan acceder a dicha información, obligándose a no transmitirla, almacenarla en cualquier sistema de almacenamiento, reproducirla por cualquier medio de duplicación manual o electrónico, mecánico, óptico o cualquier otro medio, ni sustraerla o hacerla pública en cualquier forma o manera. La inobservancia de las obligaciones anteriormente descritas se considerarán incumplimiento grave y culpable del trabajador, siendo considerado como falta susceptible de la sanción disciplinaria que en Derecho corresponda"

No tengo ni pajolera de leyes, no entiendo ni lo que dice, pero esto parece una amenaza a todos aquellos que les gusta publicar en sus blogs las miserias internas de sus empresas. Ya se han dado casos en los que algunos bloguistas han puesto verdes a sus empresas y en los buscadores más conocidos aparecían esos blogs cuando introducías en nombre de la misma y han tenido pleitos por eso. De todas formas yo no tengo nada que temer, todo esto es pura literatura, como bien sabe la gente que me conoce personalmente, todo lo que hay publicado aquí es fruto de mi imaginación delirante, los personajes que aparecen son ficticios y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Así que tentaremos a la suerte un poco, veremos hasta dónde está el límite y si me echan me importa un pito: me harán un favor.

Y ahora partiré a Madrid, este fin de semana me marcho. No es que quiera asistir a la manifestación por el orgullo gay, más bien quiero echar una preinscripción para solicitar plaza en las universidades de allí. Todavía no he escogido ninguna carrera en Madrid, pero ya lo decidiré. Sin embargo, en Valencia ya he echado la preinscripción y he optado por poner como primera opción periodismo, pero mi nota es insuficiente, así que seguramente me acepten en comunicación audiovisual.

¿Los resultados de selectividad? Pues desconcertantes. He aprobado pero con notas muy diferentes a lo que me esperaba. Pensaba que la nota más alta sería la de lengua castellana y sólo he sacado un 7,3. Sin embargo, en otras asignaturas que esperaba una nota más mediocre como en historia o historia del arte he sacado un 9 y un 9,5 respectivamente. Incluso he sacado más nota en mi odiado valenciano (8,7) que en castellano, que ya es sorprendente, y eso que apliqué en la asignatura lo mismo que sabía de castellano pero traducido. En geografía las cosas también funcionaron bien, y saqué un 8,5, y en mi temido examen de inglés conseguí superarme y alcanzar un 6,6. No está mal para no saber nada. Por otro lado, como era de esperar, en latín he cosechado un estrepitoso fracaso con un 2,5. Aunque la nota es mucho más alta de lo que en realidad merecía, puesto que hice una traducción literal de diccionario y me inventé los tiempos verbales. Por lo visto aquella nota de disculpa que puse al final del examen conmovió al corrector y me puso ese 2,5 completamente inmerecido. Gracias señor corrector, si lees esto. En total una media de 7,2 en el selectivo y un 7,14 de nota media definitiva. Bastante mediocre para las expectativas que me marqué al principio.

¡Hasta pronto gentes!



3 comentarios

Su -

;-) Un beso Fredy

Lleinia -

Prefiero el término evolución que el de guerra, porque no creo que sea un proceso positivo para conseguir la paz, aunque bueno si es cierto que se necesita uan toma de conciencia un aprender a valorar... la lástima es que los seres humanos sólo aprendamos dándonos ostias, ahí reside la utilidad de las guerras.
Mucha suerte con los estudios y con la vida en general.
Xauu

Betote -

Todos estamos en guerra. LO que pasa es que hay gente que aún no se ha dado cuenta.