Relato científico-literario que demuestra de forma contundente que mentimos vilmente cada vez que decimos Esto que he pasado no se lo deseo a nadie
He pasado una de las peores noches de mi vida. He estado vomitando, estaba mareado, tenía dolores de cabeza, de espalda... me dolía hasta el alma. He tenido taquicardias y todo tipo de contratiempos que, en algunos momentos, me han hecho pensar que me iba a morir.
He pasado una noche que no se la deseo a nadie. Ni al peor de mis enemigos. Bueno sí... a ese sí, para qué vamos a engañarnos. Y también se la desearía a todos esos que me caen mal y les tengo manía, sobre todo a todos aquellos que van de expertos sobre un tema sin tener ni puta idea de lo que hablan, pero más todavía a esos que intentan discutirte a ti, que eres entendido en la materia, diciendo disparates de un calibre sin precedentes. A esos no sólo les desearía la noche que he pasado, sino además, desearía que se repitiera todas las noches de sus vidas y, mientras están agonizando en sus camas, que un ave carroñera les saque los ojos en vida y se los coma. Después que vayan un par de jabalís hambrientos y comiencen a morderlo por la tripa y se le coman las tripas mientras todavía está vivo y agoniza.
Y no sólo eso, sino que me gustaría que a esa persona lo metieran en una trituradora de carne humana desde los pies para que sufra un poco más. Y además les desearía que les vaya todo mal en la vida y así me alegraría de verles jodidos (Sí, soy una persona cruel, que se alegra cuando a mis enemigos les va mal, pero si encima lo trituran pues mejor).
También me gustaría que encerrasen a esas personas en una habitación llena de pinchos por las 4 paredes y que estas se fueran cerrando poco a poco hasta hacer de él un coladero.
En esa sala de pinchos metería al director de Amelie, a Fernando Alonso y a todos los que llevan Gafas de Pasta, que son una lacra social a los que hay que combatir porque son más peligrosos que todos los terroristas de Guantánamo juntos. Debemos prevenir al mundo de posibles ataques de estos especimenes. No entiendo por qué los EEUU atacan las bases de entrenamiento de terroristas suicidas en oriente medio y no bombardeen todas las universidades europeas en las que se imparten clases de comunicación audiovisual y fnacs en los que se alojan estos personajes que son el cáncer del mundo. Podrían evitar que una catástrofe terrorista como que se vuelva a rodar una película parecida a Amelie, podrían hacer un ataque preventivo en toda regla. Y aunque puedan haber daños colaterales y maten a gente inocente, en este caso el fin justifica los medios. Debemos tomar medidas contra los gafas de pasta que ramonean al margen de la ley y que se cuelgan pósters de Amelie en sus habitaciones amparándose en los vacíos legales que existen para detener y crucificar a este tipo de gente.
También deberían bombardear todas las fábricas de gafas de pasta en las que echan un veneno especial que hace que quien se las ponga comience a ver Amelie y se crean que son Woody Allen, porque las gafas de pasta son la nueva arma de destrucción masiva que asola nuestro mundo. Es una nueva arma química y destructiva. La ONU, la Union Europea y todos los organismos internacionales del mundo no deben hacer la vista gorda ante este problema que nos afecta a todos, sobre todo a mí.
He pasado una noche que no se la deseo a nadie. Ni al peor de mis enemigos. Bueno sí... a ese sí, para qué vamos a engañarnos. Y también se la desearía a todos esos que me caen mal y les tengo manía, sobre todo a todos aquellos que van de expertos sobre un tema sin tener ni puta idea de lo que hablan, pero más todavía a esos que intentan discutirte a ti, que eres entendido en la materia, diciendo disparates de un calibre sin precedentes. A esos no sólo les desearía la noche que he pasado, sino además, desearía que se repitiera todas las noches de sus vidas y, mientras están agonizando en sus camas, que un ave carroñera les saque los ojos en vida y se los coma. Después que vayan un par de jabalís hambrientos y comiencen a morderlo por la tripa y se le coman las tripas mientras todavía está vivo y agoniza.
Y no sólo eso, sino que me gustaría que a esa persona lo metieran en una trituradora de carne humana desde los pies para que sufra un poco más. Y además les desearía que les vaya todo mal en la vida y así me alegraría de verles jodidos (Sí, soy una persona cruel, que se alegra cuando a mis enemigos les va mal, pero si encima lo trituran pues mejor).
También me gustaría que encerrasen a esas personas en una habitación llena de pinchos por las 4 paredes y que estas se fueran cerrando poco a poco hasta hacer de él un coladero.
En esa sala de pinchos metería al director de Amelie, a Fernando Alonso y a todos los que llevan Gafas de Pasta, que son una lacra social a los que hay que combatir porque son más peligrosos que todos los terroristas de Guantánamo juntos. Debemos prevenir al mundo de posibles ataques de estos especimenes. No entiendo por qué los EEUU atacan las bases de entrenamiento de terroristas suicidas en oriente medio y no bombardeen todas las universidades europeas en las que se imparten clases de comunicación audiovisual y fnacs en los que se alojan estos personajes que son el cáncer del mundo. Podrían evitar que una catástrofe terrorista como que se vuelva a rodar una película parecida a Amelie, podrían hacer un ataque preventivo en toda regla. Y aunque puedan haber daños colaterales y maten a gente inocente, en este caso el fin justifica los medios. Debemos tomar medidas contra los gafas de pasta que ramonean al margen de la ley y que se cuelgan pósters de Amelie en sus habitaciones amparándose en los vacíos legales que existen para detener y crucificar a este tipo de gente.
También deberían bombardear todas las fábricas de gafas de pasta en las que echan un veneno especial que hace que quien se las ponga comience a ver Amelie y se crean que son Woody Allen, porque las gafas de pasta son la nueva arma de destrucción masiva que asola nuestro mundo. Es una nueva arma química y destructiva. La ONU, la Union Europea y todos los organismos internacionales del mundo no deben hacer la vista gorda ante este problema que nos afecta a todos, sobre todo a mí.
9 comentarios
carlos -
vaca -
lalalala
Pilar -
KyRia -
Rosicky -
Le echo de menos. Un abrazo! :D
Rosicky -
Y eso da mala fama, Fredy. Eso, da mala fama.
¡Un abrazo!
A. -
No eres el único cruel.
(espero que no me rompas mis gafas de pasta)
Sherezade -
Besitos caóticos
Pancri -
Espero que no me bombardeen el culo, ni me lo dejen como un colador porque perdería mucho de mi glamour y como que no me veo con uno de mis mejores atributos en ruinas, ehh.