Diario de un exiliado. Capítulo 6. Chamullar, tranzar y coger
Marcial y yo estábamos sentaditos en la terraza de la cafetería de la universidad. Pegaba un Sol impropio de Enero. Habíamos acabado un examen y necesitábamos relajarnos de la tensión acumulada durante todo un día de estudio y para ello lo mejor era tomar una cerveza.
– Uhh, qué paja, y pasado mañana otro examen –dijo Marcial llevándose la mano a la cara mientras se frotaba un ojo.
–Ya ves –tomé un trago de cerveza.
– Encima tengo que limpiar la casa, está hecha un quilombo.
– Uff, pues yo ni te cuento, por mi habitación pasean unas pelusas que parecen rastrojos del oeste.
– Y la mía, mis pelusas son tan grandes que ya tienen nombre y me llaman papá.
Desde que estoy aquí suelo juntarme bastante con Marcial. Tiene un gran defecto y una gran virtud: es argentino, no digo más. A su vez él se junta con toda una colonia de argentinos que invaden los rincones de las cafeterías y se les reconoce a kilómetros porque siempre llevan un termo y un vaso lleno de unas hierbas que en principio pesábamos que eran alucinógenas, pero se trataba de mate, una infusión a la que todos los argentinos son adictos de forma enfermiza.
Si hay algo que les sobra a los argentinos es lengua. Tienen una capacidad para hablar descomunal, todo aquel que conozca a un argentino sabrá qué estoy diciendo. Suelen hablar de muchas cosas, pero hay ciertos temas de conversación que es necesario que salgan cada vez que conversamos, como si fuera algo protocolario. Entre esos temas están, Maradona y sí mismos.
Lo primero que aprendí de ellos es que en Argentina no se conduce, se maneja; que toda disertación posible que pueda suscitar si algo es bueno se reduce a tener onda o no, y, sobre todo, que en Argentina ni se liga, ni te enrollas con nadie ni follas, allí se chamulla, se tranza y se coge.
A nuestra mesa se incorporó otro compañero de clase. Marcos, de él sólo diré que lleva gafas de pasta y tiene un poster de Amelie colgado en su habitación, sobran los descalificativos... digo, los calificativos. Mientras comentábamos algunas anécdotas del examen y demás Marcial saltó:
– Mirá que mina! ¡Que orto que tiene! ¡La parto!
Casualmente la chica se sentó en la mesa de al lado, a un par de metros de nosotros.
– Ahh, ¡Pero si esta es la turca calientapollas! –dijo Marcos.
– ¡Pará boludo! que te puede oir.
– Qué va, hombre, si estas erasmus turcas no se enteran de nada y esta en lo poco que lleva aquí ya se ha ganado la fama de calientapollas.
– ¿Cómo es eso?
– Nada, esta estuvo el otro día tonteando toda la noche con Fran, al final se fueron juntos y cuando él le tiró le habló de su novio, después de haberle estado dando bola toda la noche.
– Bueno, pero se trata de Fran, igual se inventó la historia de su novio, Fran le tira a todas las tías habidas y por haber, así que eso no es ninguna novedad.
– No, no, que el novio vino una vez aquí el novio y yo lo vi, es un gordo asqueroso. Cuando estuvo aquí estuvieron en una fiesta en la que al parecer discutieron y el tío pasaba de ella y ella estuvo llorando todo el rato, la trataba fatal.
– No puede ser, pero como una mina así está con un gordo que la trata mal, si podría levantarse al flaco que quisiera
– Pero es que a las tías les encantan los cabrones, cuanto más lo seas más les atraerás, ¿no ves que son todas unas guarras?
Entonces llegó Emanuela, otra argentina adicta al mate. Había ido a propósito a casa a buscar el termo.
–¿Qué tal chicos?
–Bien, aquí estamos, hablando de mujeres –dije.
–Sí, no entiendo, mirá esa mina de ahí detrás –ella se giró descaradamente– ¡Disimula un poco cuando mires! Esta con un flaco que es un gordo asqueroso que la trata mal.
– Es que tu eres un pelotudo, no sabes como tratar a una mujer, precisamente ayer hablaba de eso con una amiga –decía mientras comenzó a cebar el primer mate de la tarde.
– Y que decíais.
– Mientras nos cambiabamos tuvimos una charla de estas de chicas, en las que hablabamos bien claro de lo que nos gusta.
– ¿Y qué os gusta? – preguntó Marcial muy interesado.
– Pues dijimos muchas cosas, pero todas coincidimos en una: A las tías nos encanta que nos follen como a putas y nos traten como a princesas.
– Uhh, boludo –dijo marcial girándose hacía mí –pero yo no puedo ser así, a mí me sale ser romántico y bueno. De Emanuela tenemos que aprender mucho.
– Ni que lo digas.
Y así trancurrió la tarde...
Marcial es fanático de los Beatles, se encarga de recordarnos casi a diario que los Beatles son el nexo de unión entre culturas, entre estilos de música y entre gente de distinta ideología, pues, según dice, no hay persona en el mundo a la que no le gusten los Beatles. Emmanuela siempre está hablando de sexo. Marcos es el típico gafas de pasta que pasa más tiempo en fnac que en casa. Y yo... soy yo.
– Chicos, –dijo Emmanuela– he visto un vuelo por 30 euros a Italia, ¿Nos vamos?
– Sí, necesitamos ir a algún sitio cuando acabemos los examenes –dijo Marcos.
– Pues sí, vamonos. Fredy, vente, no seas pelotudo –dijo Marcial.
– Bueno... no sé... –contesté.
No me preguntéis cómo. Pero acabo de preparar la maleta y esta tarde parto a Italia. He comprado un cuaderno en el que escribiré un diario de viaje. Pronto se reanudará un nuevo capítulo de las crónicas viajeras.
– Uhh, qué paja, y pasado mañana otro examen –dijo Marcial llevándose la mano a la cara mientras se frotaba un ojo.
–Ya ves –tomé un trago de cerveza.
– Encima tengo que limpiar la casa, está hecha un quilombo.
– Uff, pues yo ni te cuento, por mi habitación pasean unas pelusas que parecen rastrojos del oeste.
– Y la mía, mis pelusas son tan grandes que ya tienen nombre y me llaman papá.
Desde que estoy aquí suelo juntarme bastante con Marcial. Tiene un gran defecto y una gran virtud: es argentino, no digo más. A su vez él se junta con toda una colonia de argentinos que invaden los rincones de las cafeterías y se les reconoce a kilómetros porque siempre llevan un termo y un vaso lleno de unas hierbas que en principio pesábamos que eran alucinógenas, pero se trataba de mate, una infusión a la que todos los argentinos son adictos de forma enfermiza.
Si hay algo que les sobra a los argentinos es lengua. Tienen una capacidad para hablar descomunal, todo aquel que conozca a un argentino sabrá qué estoy diciendo. Suelen hablar de muchas cosas, pero hay ciertos temas de conversación que es necesario que salgan cada vez que conversamos, como si fuera algo protocolario. Entre esos temas están, Maradona y sí mismos.
Lo primero que aprendí de ellos es que en Argentina no se conduce, se maneja; que toda disertación posible que pueda suscitar si algo es bueno se reduce a tener onda o no, y, sobre todo, que en Argentina ni se liga, ni te enrollas con nadie ni follas, allí se chamulla, se tranza y se coge.
A nuestra mesa se incorporó otro compañero de clase. Marcos, de él sólo diré que lleva gafas de pasta y tiene un poster de Amelie colgado en su habitación, sobran los descalificativos... digo, los calificativos. Mientras comentábamos algunas anécdotas del examen y demás Marcial saltó:
– Mirá que mina! ¡Que orto que tiene! ¡La parto!
Casualmente la chica se sentó en la mesa de al lado, a un par de metros de nosotros.
– Ahh, ¡Pero si esta es la turca calientapollas! –dijo Marcos.
– ¡Pará boludo! que te puede oir.
– Qué va, hombre, si estas erasmus turcas no se enteran de nada y esta en lo poco que lleva aquí ya se ha ganado la fama de calientapollas.
– ¿Cómo es eso?
– Nada, esta estuvo el otro día tonteando toda la noche con Fran, al final se fueron juntos y cuando él le tiró le habló de su novio, después de haberle estado dando bola toda la noche.
– Bueno, pero se trata de Fran, igual se inventó la historia de su novio, Fran le tira a todas las tías habidas y por haber, así que eso no es ninguna novedad.
– No, no, que el novio vino una vez aquí el novio y yo lo vi, es un gordo asqueroso. Cuando estuvo aquí estuvieron en una fiesta en la que al parecer discutieron y el tío pasaba de ella y ella estuvo llorando todo el rato, la trataba fatal.
– No puede ser, pero como una mina así está con un gordo que la trata mal, si podría levantarse al flaco que quisiera
– Pero es que a las tías les encantan los cabrones, cuanto más lo seas más les atraerás, ¿no ves que son todas unas guarras?
Entonces llegó Emanuela, otra argentina adicta al mate. Había ido a propósito a casa a buscar el termo.
–¿Qué tal chicos?
–Bien, aquí estamos, hablando de mujeres –dije.
–Sí, no entiendo, mirá esa mina de ahí detrás –ella se giró descaradamente– ¡Disimula un poco cuando mires! Esta con un flaco que es un gordo asqueroso que la trata mal.
– Es que tu eres un pelotudo, no sabes como tratar a una mujer, precisamente ayer hablaba de eso con una amiga –decía mientras comenzó a cebar el primer mate de la tarde.
– Y que decíais.
– Mientras nos cambiabamos tuvimos una charla de estas de chicas, en las que hablabamos bien claro de lo que nos gusta.
– ¿Y qué os gusta? – preguntó Marcial muy interesado.
– Pues dijimos muchas cosas, pero todas coincidimos en una: A las tías nos encanta que nos follen como a putas y nos traten como a princesas.
– Uhh, boludo –dijo marcial girándose hacía mí –pero yo no puedo ser así, a mí me sale ser romántico y bueno. De Emanuela tenemos que aprender mucho.
– Ni que lo digas.
Y así trancurrió la tarde...
Marcial es fanático de los Beatles, se encarga de recordarnos casi a diario que los Beatles son el nexo de unión entre culturas, entre estilos de música y entre gente de distinta ideología, pues, según dice, no hay persona en el mundo a la que no le gusten los Beatles. Emmanuela siempre está hablando de sexo. Marcos es el típico gafas de pasta que pasa más tiempo en fnac que en casa. Y yo... soy yo.
– Chicos, –dijo Emmanuela– he visto un vuelo por 30 euros a Italia, ¿Nos vamos?
– Sí, necesitamos ir a algún sitio cuando acabemos los examenes –dijo Marcos.
– Pues sí, vamonos. Fredy, vente, no seas pelotudo –dijo Marcial.
– Bueno... no sé... –contesté.
No me preguntéis cómo. Pero acabo de preparar la maleta y esta tarde parto a Italia. He comprado un cuaderno en el que escribiré un diario de viaje. Pronto se reanudará un nuevo capítulo de las crónicas viajeras.
15 comentarios
789769 -
mandame tu email soy agus y tengo 26 vanelareloca2008@hotmail.es
ARGENTINO -
PELOTUDOS DE MIERDA PAJEROS DEL ORTO Q SE CREEN PELOTUDOS, PETEROS MARACAS PUTOS LOS VAN A COJER 10 HORAS SEGUIDAS POR PUTOS
Brenduxa -
Vanity DUst -
ornitomono -
salud!!! y buenos alimentos!!
En Tierras Movedizas -
En Tierras Movedizas -
Un saludo.
En Tierras Movedizas -
Tras haber leído algunos comentarios anteriores, sólo me cabe decir: "cómo está la cosa por este blog", jajaja.
Yo siempre respondo cuando me divierte, "señora manzanito".
La del manzanito -
Y aquí tenemos a dos tópicos de maneras de ser, los que se pican facilmente (como yo), y los que juzgan sin saber (como usted).
Sin más, me despido de usted y espero que no se moleste en responder, ya que yo no me molestaré ni en leerlo.
En Tierras Movedizas -
Procedo de otro planeta, ya ves tú, por eso me extrañan las esperpénticas acciones de los terrícolas vulgares y corrientes, jeje.
Los tópicos existen a todos los níveles, inclusive el que dices de los místicos, es como pensar, tal cual dicen por ahí arriba, que Roma es Italia. Sirva de ejemplo práctico.
Saluditos, ""nene""
La del manzanito -
Chulapo -
En Tierras Movedizas, ¿de dónde sales tú? Esto es lo que hay nena.
Susan -
En Tierras Movedizas -
Marcial en esta frase da una apariencia de machito ante sus colegas, a la par que expresa lo que realmente piensa del "supuesto" pivón, pues habría qué ver dónde tiene el gusto; aunque para malos gustos, bastos colores a su vez. La cuestión es: es tan seguro como aparenta, tan osado? Seguro que no. Un tío seguro, normalmente, no hace ese tipo de comentarios y menos un Hombre. Así que Marcial, por muy argentino que sea, es un adolescente inofensivo aún jaja.
" Qué va, hombre, si estas erasmus turcas no se enteran de nada y esta en lo poco que lleva aquí ya se ha ganado la fama de calientapollas."
Marcos, el típico tópico de tío con sus comentarios, denota unos prejuicios hacia las chicas que coquetean y hacen lo que muchos de ellos hacen. ¿A ellos se les llaman calientacoños? Creo no haber escuchado nunca ese término, ¿por qué será? Pues porque eso se ve como una medalla de honor a sus huevos, o sea entre ellos se condecoran sus pollas. Mucho estar en la onda en esta época actual y ya se ve qué clase de comentarios hacen. Por las bocas se les conocerá, que no por su progreso social, cultural y mental de justicia de hecho y de derecho ante el ser humano- mujer.
" Pues dijimos muchas cosas, pero todas coincidimos en una: A las tías nos encanta que nos follen como a putas y nos traten como a princesas."
Emanuela, vergüenza siento de que sea mujer, ella y las otras involucionadas, productos de una sociedad estándar y de unos cánones ancestrales en cuanto a más tópicos de una España oscura pasada y de una cultura obsoleta machista.
Una puta no posee el arte del folleteo, y del amor menos, en exclusiva. Una mujer es todo en el catre con su hombre, y ojo, he dicho hombre. No hay prejuicios, ni actos exclusivos de ciertos "trabajos sociales" tan demandados como la prostitución.
Personalmente, entre más cabrón o hijo de puta sea un hombre conmigo o indiferente creyendo que así me va a llevar al huerto, si es que se lo permito un sólo instante, más a la mierda lo mando, ningún respeto le profeso ni admiración. Y cuando una mujer no respeta ni admira a un tío, ya puede dar todo por perdido. Sólo me produce desprecio los tipejos así, que usan esos mecanismos porque a muchas tías sí que les va que las traten fatal. Vamos, que más se empecinan en el esperpento ese.
Un tío bueno, suave, respetuoso y pasional, con personalidad para no usar esos mecanismos de caza, tendría casi todos los puntos ganados. En una palabra: un Hombre.
No me gustan los cabrones!
En cuanto a los Beatles...qué decir. Adoro a Lennon, más que al grupo; aunque marcaron un hito en la historia de la música y sociedad juvenil de aquel entonces.
En cuanto a ti, estoy segura que lo resolviste y estás en Italia. Ya nos contarás a tu vuelta y francamente, tu texto y personajes, es una crítica muy buena al perfil actual de juventud. Menos mal que son personajes! Ni por un momento querría ver que los futuros "artistas" de la cultura venidera tienen esa mentalidad, si no apaga la luz y vamonos, ¡qué explote el planeta ya! Jaja.
En Tierra Firme -