Sigo la estela
He tenido la primera depresión del nuevo curso al ver los exámenes de selectividad, pero que no cunda el pánico porque ya estoy resarcido. Todo ha sido tras echar una ojeada a los exámenes de selectividad, he visto tantas cosas que no sabía, tantas preguntas que no sé ni de qué hablaban que al leerlo he empezado a agobiarme. Eso ha sido esta mañana, ahora estoy mejor porque pienso que con constancia y estudio podré superar toda la prueba. Tengo un pequeño truco cruel para subirme la moral en estos casos. Simplemente pienso en toda esa gente que ha aprobado segundo de bachillerato, concretamente en los que ya han aprobado y considero unos zoquetes. Ellos me consuelan, pienso ¿Si esos idiotas han podido por qué no voy a hacerlo yo? Es un viejo sistema que ya utilicé cuando me apunté a la autoescuela, cuando veía impensable el hecho de aprenderse todo el libro de tráfico. Me sentaba en las paradas de autobús y veía a los conductores de los coches que pasaban. Todos tenían cara de gilipollas y me preguntaba: Si ese idiota ha podido ¿Yo no voy a poder? Y es cuando, después de todo lo que me pasó, me tomé el teórico en serio y aprobé en menos de un mes.
Todo va bien, el rodaje ya está hecho, aunque tengo la sensación de que no trabajo todo lo que puedo y quiero estudiar más. Lo que más me ha llamado la atención de estas primeras semanas ha sido la ineptitud de la profesora de latín. Desde que ha empezado el curso no hemos hecho nada. La profesora llega a clase, se sienta y empieza a mirarnos las caras, otras veces se pone a mirar sus papeles y a escribir cosas, nosotros nos quedamos sorprendidos y comenzamos a hablar entre nosotros y nos hacemos caras como preguntándonos ¿Qué está pasando aquí? Apenas ha explicado nada y lo poco que hemos hecho en clase ha sido fruto de nuestra propia iniciativa. Le preguntábamos a la profesora ¿Hacemos algo hoy? Y es cuando empezamos a analizar alguna frase o algo por el estilo. Un día incluso, en medio de la confusión, la profesora se sacó el bocadillo y empezó a cenar tan campante como si nada. Por esta y por muchas más cosas sigue siendo la asignatura que más miedo me da.
Lo único que no me gusta de todo este meollo de la profesora de latín es que mis compañeros, en vez de hablar con la profesora y decirle claro que necesitan preparase, se dedican a hablar con la tutora, con el jefe de estudios, con sus madres y con todo el mundo, en vez de afrontar el problema de frente e intentar solucionarlo. Me recuerdan a los compañeros que tenía en preescolar y se chivaban al primer responsable cada vez que veían que algo estaba mal. Son los que van de correctos y que dicen aquí estoy yo, soy una persona responsable y voy a hacer lo posible para que todo esto funcione bien. Para mi no son más que hipócritas.
Con las relaciones personales he dado pasos atrás y no lo digo porque no hable con la gente, sino por todo lo contrario, he hablado demasiado. Le comenté a un compañero de clase que conocía de vista si era de mi ciudad y me dijo que sí. Yo le dije que también era de allí. Me respondió lo de siempre: ¡Nunca te he visto! No está mal para una primera toma de contacto si no fuese porque al poco tiempo me dijo: Oye, pues mañana me podría venir contigo en el coche. Yo no podía negarme, así que acepté; ahora lo tengo en mi coche todos los días. Muchas veces me llaman mala persona por cosas como esta. Pero a mí me jodió muchísimo que se acoplara conmigo en el coche porque me encanta conducir solo. Ahora, el hecho de tener a una persona desconocida todos los días en el asiento del copiloto y tener que forzar conversaciones absurdas me saca de quicio. A mí me gusta ir solo, ir a mi ritmo, ir cantando, hurgándome los mocos, un día ir rápido, otro día ir pisando huevos... Me agobia tener todos los días a una persona esperándome. No sé si me entendéis. Es difícil, puesto que una persona que opta por la soledad como opción voluntaria es un bicho raro. Casi todo el mundo necesita ir acompañado a los sitios, no conciben ir al cine solo, ir de compras solos, ir a tomarse una cerveza por ahí solo. Se echan las manos a la cabeza y me preguntan como si estuviese loco: ¿Y te vas solo? Al menos, el nuevo copiloto no me ha desagradado del todo, me ha comentado que es músico y que quiere aprender a tocar la guitarra porque tiene intención de montar un grupo, le he comentado que cuente conmigo para proyectos de ese tipo. También me pone al día de las noticias de mi ciudad, yo no me entero nunca de nada. No es mal tío si no fuese que me quita mi soledad. El primer día que vino conmigo opté por conducir temerariamente para ver si se acojonaba y no venía nunca más conmigo, pero él estaba indiferente, así que un día de estos optaré por el plan B. Le hablaré del dinero de la gasolina y ya que se viene conmigo todos los días que me pague. Es cuando aprovecharé para darle algún sablazo bajo el pretexto de que la gasolina está cara. A ver si se le quitan las ganas de venir conmigo.
Tengo la sensación de que todo el mundo está loco, a veces creo que soy el único hombre cuerdo de la Tierra, mucha gente me comenta cosas sin importancia, otras veces ves cada cosa por ahí que dices: ¿Pero esto como puede ser? O ¿Cómo se puede ser tan idiota? No voy a preguntarme si el loco soy yo, eso está muy visto.
Espero seguir escribiendo más, tengo muchísimas historias en el tintero, aún tengo anécdotas divertidas del trabajo que no he escrito por pereza. También he pensado en añadir nuevas historias laborales de la época en la que trabajé de botones; estuve trabajando de botones durante tres veranos y os aseguro que aquel trabajo daba para escribir 4 o 5 historias diarias. Veía gente de todo tipo y había un contacto más directo y personal. Todo se andará, lo que tengo claro es que debo seguir la estela de lo que quiero, no quiero centrarme en estudiar olvidándome del motivo principal por el que estoy haciendo todo eso, no quiero olvidar cual es el objetivo. La esencia de todo está en la escritura.
Todo va bien, el rodaje ya está hecho, aunque tengo la sensación de que no trabajo todo lo que puedo y quiero estudiar más. Lo que más me ha llamado la atención de estas primeras semanas ha sido la ineptitud de la profesora de latín. Desde que ha empezado el curso no hemos hecho nada. La profesora llega a clase, se sienta y empieza a mirarnos las caras, otras veces se pone a mirar sus papeles y a escribir cosas, nosotros nos quedamos sorprendidos y comenzamos a hablar entre nosotros y nos hacemos caras como preguntándonos ¿Qué está pasando aquí? Apenas ha explicado nada y lo poco que hemos hecho en clase ha sido fruto de nuestra propia iniciativa. Le preguntábamos a la profesora ¿Hacemos algo hoy? Y es cuando empezamos a analizar alguna frase o algo por el estilo. Un día incluso, en medio de la confusión, la profesora se sacó el bocadillo y empezó a cenar tan campante como si nada. Por esta y por muchas más cosas sigue siendo la asignatura que más miedo me da.
Lo único que no me gusta de todo este meollo de la profesora de latín es que mis compañeros, en vez de hablar con la profesora y decirle claro que necesitan preparase, se dedican a hablar con la tutora, con el jefe de estudios, con sus madres y con todo el mundo, en vez de afrontar el problema de frente e intentar solucionarlo. Me recuerdan a los compañeros que tenía en preescolar y se chivaban al primer responsable cada vez que veían que algo estaba mal. Son los que van de correctos y que dicen aquí estoy yo, soy una persona responsable y voy a hacer lo posible para que todo esto funcione bien. Para mi no son más que hipócritas.
Con las relaciones personales he dado pasos atrás y no lo digo porque no hable con la gente, sino por todo lo contrario, he hablado demasiado. Le comenté a un compañero de clase que conocía de vista si era de mi ciudad y me dijo que sí. Yo le dije que también era de allí. Me respondió lo de siempre: ¡Nunca te he visto! No está mal para una primera toma de contacto si no fuese porque al poco tiempo me dijo: Oye, pues mañana me podría venir contigo en el coche. Yo no podía negarme, así que acepté; ahora lo tengo en mi coche todos los días. Muchas veces me llaman mala persona por cosas como esta. Pero a mí me jodió muchísimo que se acoplara conmigo en el coche porque me encanta conducir solo. Ahora, el hecho de tener a una persona desconocida todos los días en el asiento del copiloto y tener que forzar conversaciones absurdas me saca de quicio. A mí me gusta ir solo, ir a mi ritmo, ir cantando, hurgándome los mocos, un día ir rápido, otro día ir pisando huevos... Me agobia tener todos los días a una persona esperándome. No sé si me entendéis. Es difícil, puesto que una persona que opta por la soledad como opción voluntaria es un bicho raro. Casi todo el mundo necesita ir acompañado a los sitios, no conciben ir al cine solo, ir de compras solos, ir a tomarse una cerveza por ahí solo. Se echan las manos a la cabeza y me preguntan como si estuviese loco: ¿Y te vas solo? Al menos, el nuevo copiloto no me ha desagradado del todo, me ha comentado que es músico y que quiere aprender a tocar la guitarra porque tiene intención de montar un grupo, le he comentado que cuente conmigo para proyectos de ese tipo. También me pone al día de las noticias de mi ciudad, yo no me entero nunca de nada. No es mal tío si no fuese que me quita mi soledad. El primer día que vino conmigo opté por conducir temerariamente para ver si se acojonaba y no venía nunca más conmigo, pero él estaba indiferente, así que un día de estos optaré por el plan B. Le hablaré del dinero de la gasolina y ya que se viene conmigo todos los días que me pague. Es cuando aprovecharé para darle algún sablazo bajo el pretexto de que la gasolina está cara. A ver si se le quitan las ganas de venir conmigo.
Tengo la sensación de que todo el mundo está loco, a veces creo que soy el único hombre cuerdo de la Tierra, mucha gente me comenta cosas sin importancia, otras veces ves cada cosa por ahí que dices: ¿Pero esto como puede ser? O ¿Cómo se puede ser tan idiota? No voy a preguntarme si el loco soy yo, eso está muy visto.
Espero seguir escribiendo más, tengo muchísimas historias en el tintero, aún tengo anécdotas divertidas del trabajo que no he escrito por pereza. También he pensado en añadir nuevas historias laborales de la época en la que trabajé de botones; estuve trabajando de botones durante tres veranos y os aseguro que aquel trabajo daba para escribir 4 o 5 historias diarias. Veía gente de todo tipo y había un contacto más directo y personal. Todo se andará, lo que tengo claro es que debo seguir la estela de lo que quiero, no quiero centrarme en estudiar olvidándome del motivo principal por el que estoy haciendo todo eso, no quiero olvidar cual es el objetivo. La esencia de todo está en la escritura.
9 comentarios
Fenix -
En Tierra Firme -
Gracias.
osiris -
saludos
fender. valencia -
entiendo lo del coche, pero chico, decirle lo de la gasolina es ridículo, ya que es un mismo recorrido. de todas formas y aunque no lo fuera, eres un hipócrita por no decírselo claramente. tienes que andar con pijadas..pfff. q mala frontas las cosas chico.
los demás no son los locos fredy.... peor nunca podrás creeerte en serio que estás loco por la simple razñon de que lo eres. maníaco paranoico.
he estudiado psicología y voy con psiquiatría. os lo digo de antemano para que no os echéis a mi chepa panda de cotorras.
Su -
¿Qué se yo? decirle que esa semana no podré ir a recogerle porque antes voy a hacer unos recados y tiro directamente... lo que sea con tal de ir sóla y a lo mío.
La gente no sabe lo que se pierde yendo acompañada a todos los sitios; en las cafeterías, se liga mucho yendo sola ;-)
Sobre lo de selectividad... sería muy fácil decirte que no te preocuparas, que ya verás como todo sale bien.
La verdad es que poco a poco irás aprendienod todas esas cosas, y cuando en unos meses vuelvas a coger el examen, verás que te sabes casi todas las respuestas (si lo llevas al día ;-))
Mi examen de latín en selectividad, fue la leche. Cogí el diccionario para buscar una palabra, y ¿sabes qué me encontré? la frase entera traducida y analizada. Los muy imbéciles habían puesto en el examen una de las frases ejemplo del diccionario. Me vino genial y saqué un ocho y medio.
Un beso Fredy, me alegro que tengas tan claro eso de no perder de vista tu camino.
En Tierra Firme -
En Tierra Firme -
Monocamy, precisamente ya tenemos a la profesora grabada mientras comía. Un compañero la grabó con el teléfono pero no se lo hemos enseñado a nadie. Lo colgaría aquí para que os lo creáis pero no me mola el rollo de colgar cosas de la gente por aquí.
monocamy -
Lo de hablar con ella directamente me parece correcto. Aunque por otro lado también es un poco cachondeo tener que decirle a una profesora de latín que, por favor, intente enseñar latín. Es... no sé.. cubista. Cubista porque seguro que cuando recoge la nómina no le dan un tríptico navideño, en vez de billetes de 500 euros. Si se lo dieran, diría "pero qué rayos es esto? quiero mi dinero". Habría que contestarle: "para lo que enseña usted, ya hemos gastado suficiente en la imprenta".
Rosicky -
Lo de la selectividad... dicen que no es tan difícil como aparenta. Eres la ostia de inteligente, dudo que tengas problemas... Para eso están estos dos años, para prepararte y no creo que no la apruebes ;)
Respecto a lo otro te entiendo... Aunque a mí conducir solo me pone nervioso...
Lo de la profesora de latín me rompe xDDDDD Deberíais de hacer algo, porque aunque ahora mole que no hagáis nada luego uno se puede lamentar... Pero que tipa más rara no xDDD lo hace todos los días¿?
A ver cuándo cuentas más historias de cuando trabajabas. Las estaré esperando ;)
Un abrazo geniO!!!!!!!!!