Relato científico-literario que demuestra que nunca podrás escapar de la moda ni aunque lo intentes y que, además, ridiculiza a todos esos que se retocan la barba todos los días para aparentar que llevan barba de tres días
En aquella tribu perdida de la selva tropical todo el mundo llevaba taparrabos y un palo cruzado en el tabique nasal. Pero él era especial. Un día apareció por el poblado con el palito atravesado en su oreja.
- Pero tío, ¿Qué coño has hecho con el palito de la nariz? – le preguntó su amigo extrañado.
- ¿Sabes? Es que yo no soy como todos, yo no sigo la moda. Yo me pongo el palito donde quiero y como quiero. Es que yo no formo parte del rebaño.
- ¿Y si te crees tan diferente por qué no te pones unos vaqueros y una camisa de cuadros como esos pieles rojas que vienen con las cámaras a grabarnos para los documentales?
- Porque no hay ninguna tienda de camisas de cuadros ni de pantalones vaqueros en la selva.
- Sí, ya…
Mientras tanto, en Nueva York, una pareja de amigos deambulaba por la Quinta Avenida y uno de ellos se paró ante un escaparate.
- ¡Mira! ¡Esos son los pantalones que yo quiero! ¡Voy a comprármelos!
- Te los quieres comprar porque te dejas influir por la moda –sentenció su amigo.
- ¿Y qué más da?
- Pues que das pena porque formas parte del rebaño y no tienes personalidad propia. Mira yo, esta ropa que llevo me la compré en el rastro y me costó nueve dólares. Yo paso de las modas y tengo mi estilo propio.
- ¿Y si tan alternativo te crees por qué no te vistes con un taparrabos y te cruzas un palo en la fosa nasal como esos indígenas que salen en los documentales?
- Pues porque en el rastro no venden taparrabos ni piercings de esos.
- Sí, ya…
3 comentarios
Bixina -
Changaleona -
Pedro Escudero -
Un saludo,
Pedro.