El planeta de cristal
Hace mucho tiempo existía un planeta en el que todo era de cristal. La gente, las casas, el suelo, la comida, las plantas... todo era de cristal transparente. Era un planeta en el que no había sombras y se podía ver a través de cualquier objeto.
Los habitantes del planeta sabían todo lo que ocurría. Cuando cerraban los ojos veían a través de sus párpados de cristal. No podían ponerse vendas en los ojos porque veían a través de ellas. Sus corazones eran de cristal. Las paredes de sus casas eran de cristal. No existían los secretos. No podían enterrar sus tesoros de cristal ni sus recuerdos. Nada se podía olvidar porque el pasado siempre estaba presente.
Un día llegó un visitante al planeta. Era un ser opaco procedente de un planeta lejano. Cuando bajó de la nave pronunció las palabras: "un pequeño paso para el hombre y gran paso atrás para la humanidad" y al pisar tierra firme ensució el planeta con la suela de su zapato. Cuando puso el segundo pie en el frágil suelo de cristal todo comenzó a resquebrajarse. Las grietas se expandieron por todo el pequeño planeta. La gente también se resquebrajó. No pudieron hacer nada cuando vieron que sus cuerpos se descomponían. En cuestión de minutos el planeta se vio reducido a minúsculos trozos de cristal que se esparcieron por todo el universo.
Hoy en día no se sabe nada de aquella civilización. Toda su sabiduría se perdió para siempre. Pero, según cuenta la leyenda, todavía podemos verles cuando miramos las estrellas a través del fondo de un vaso de cristal.
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hombre perplejo -